31 de enero de 2013

Como Animales

El erotismo en su versión mas intima y romántica cuando te  sientes unido por el placer junto a esa otra persona amada basta un beso en el lugar correcto para quemarse, una caricia segura para perder la razón y el suspiro del otro para hallarse en el cielo. 








Descubriéndose como animales, viéndose el uno al otro, oyendo el rozar de sus cuerpos la respiración agitada y el alma yéndose, tocándose en lo desconocido, oliendo el perfume perfecto, saboreando la piel ajena y la boca deseada; Sintiéndose como animales sin haber perdido el corazón.

29 de enero de 2013

Temporalmente Como Humbert




Annabel se coló por la ventana, si justo como el fantasma de sus rodillas,
Se sentó a la orilla de la cortina mirando hacia la puerta;
Sus manos se hicieron cada una de las suplicas:
Sabía que estaba equivocada, y que podría estarlo más.

Sentí el fuego de sus uñas muertas mientras fumaba un quizás,
Trate de ser decente antes de que se percatara de mi bondad,
Y supo que estaba debajo de mi almohada el mensaje falaz,
Sabía que estaba amándome, antes de siquiera saber hablar.

Como Nabokov estuve demente
Y después en el filo de las lágrimas,
Y ella estaba hecha de roca y de acero,
Del más puro diamante.

Estuve en la carretera con los brazos sobre el pecho a manera del pecador,
Mira mi reloj mientras atravesaba el campo hacia la noche,
Solo estuve allí pensando en los crucifijos de Dolores;
Sabia de mi torpeza, de lo que estaba a punto de pasar.

Fue fácil salir del paraíso hace unas semanas,
Por citar al hombre que dice que uno siempre regresa al lugar donde amo,
Pero ella no estaba allí, estaba en todas partes,
Así que no estoy de vuelta, estoy en debo estar.







-Alejandro-

27 de enero de 2013

Alicia precoz.


Es Enero y ahora llueve, ¡Que las gotas no arruinen la fiesta, que las gotas no arruinen la fiesta! Predeterminarme toda la tarde del Viernes de ayer y la mañana de hoy, asegurarle a mamá Lila, y madre que estaríamos seguras y sería una celebración más de cumpleaños de chiquillas de catorce años, con pastelillos, gorros llamativos y confeti de colores, inocentes. El sexo que palpita, los senos erectos, cuentos eróticos y la falsedad de Red tube en la Web, todo esto para darle el mejor cumpleaños a Elle. 

El sexo, aún siendo el siglo XXI, es un tabú para nosotras, en la escuela y en la casa, para Elle y para mi.

Aún puedo recordar la primera vez que tuve un encuentro, literal, cercano con el sexo: se trataba de Mauricio, el viejo jardinero de la casa, él me conocía desde chiquilla y siempre sentía alegría al verlo llegar, que llegará y me cargará para abrazarme, o que me llenará de besos. Fue  hace cuatro años cuándo llegué de unas vacaciones en China durante dos meses, él abrió la puerta y me abalancé hacía él, me llevó cargando desde el largo pasillo del jardín a la casa, cuando me dejo caer en el sillón, su cadera quedo de frente a mi, pude notar algo abultado entre  el pantalón  de su overol azul y viejo, luego un calor se acuñó entre mis piernas y llegó hasta la cabeza, alguien entró a la sala pero apenas lo percibí. Lo próximo que escuché es confuso, mi mamá gritando, Mauricio gritando, gritándome. Mi mano curiosa sobre su pene erecto. Madre me mando a mi cuarto, hasta el anochecer. Cuando llegó padre me dio la primera y última paliza de mi vida, mientras me gritaba: ¡Pervertida! ¡Precoz! Eres una pequeña ramera, ¿O qué? Fueron sus últimas palabras, al día siguiente estaba muy compungido conmigo pero ya no sirvió de nada porque a los dos años siguientes murió de un cáncer de próstata al que llamé Karma.

Ahora sólo llovizna y ya casi son las ocho, hora en que cité a la única invitada, con el único propósito. Hace una semana le sugerí a Elle que hiciéramos una fiesta para celebrar sus trece. Se resistió. Alicia, ya no soy una niña, mi madre no querrá que haga ninguna fiesta, no podremos invitar a Raúl, ni a sus amigos, no nos permitirán ni siquiera poner música. No te preocupes, Elle, realicémosla en mi casa. Sonrisa malévola número sesenta y nueve.

Suena el timbre, soy la única alma que está en esa casa, mi corazón palpita, mi sexo palpita. Olvidé todos los tips para calentar a una mujer, el plan trazado, ¿me le abalanzó y la beso? ¿Le hago entrar? ¿En mi cuarto? ¿La sala? ¿La bañera? El timbre insiste. Me miro en el espejo: vestido de fiesta, piernas depiladas, suaves, zapatos de charol, cabello en un chongo, olor perfecto, los pechos que sobresaltan, el gorrito de fiesta desacomodado apropósito. Abro, sonríe, sonrió, siento como la sangre sube a mi cabeza. No hay nadie, pregunta. Niego con la cabeza, levanto los hombros. Notó su expresión lúgubre, le digo que nada pasa y la invito a entrar. Luce hermosa. Estamos sentadas en la sala. Su vestido es de flores y flores que dibujan su silueta, el cabello negro y largo por sus hombros.

La última charla que tuvimos sobre sexo, escondidas en el baño del colegio, me confeso que tenía muchas ganas de saber como era, de besar unos labios, de recrear imágenes de Hasta el viento tiene miedo, el remake, aclara y luego me sonríe coqueta. La comprendí en todo, a pesar de que la vergüenza no me hizo decir nada.

Y ahora estamos aquí, solas, tomo un libro para aparentar. Me incorporo y la miro, me mira. Noto su respiración agitada. Mi mano se dirige a su pierna, la acaricio, pone su mano sobre la mía para detenerme, la retiro con suavidad y vuelvo a acariciar, está vez recorro la mano arriba y abajo. Me acerco y tomo su cara, voy a besarla y el timbre suena. En ese momento. Invité a Raúl, dice y se levanta corriendo, mientras se alisa el vestido, para abrir.







Martha C.

26 de enero de 2013

Miss Lucía [microrrelato]



Nicodemio Ruvalcaba mejor conocido como "Nikoboy" había llegado tempranísimo a su clase de inglés, ningún alumno de secundaria vacilaba en decir que la maestra estaba más que buenísima, figúrate: 27, aparentemente soltera, delgada, cabello oscuro largo más abajo de los hombros, piel blanca y labios rojizos, voz endulzante.
Definitivamente el sueño de todo escolapio puberto. Todos los impropios chavales de la bolita no se zorreaban su clase nomás porque les latía un buen, casi siempre llevaba falda (no tan mini pero tampoco tan monja) y con tan sólo verle los tobillos o parte de la pierna, los chicos se alborotaban.

Naturalmente las chamacas del salón la tildaban de golfa, las pocas chicas del grupo 21-H del bachillerato en mecatrónica se sentían apocadas con la presencia de Miss Lucía, quien había querido ser aeromoza en su juventud, pero que terminó siento la "tícher" de los futuros ingeniebrios.

Nikoboy llegó tempranísimo, tomó el asiento más estratégico, toda la clase le puso atención, la miraba con tanto deseo, bajaba sus ojos lentamente desde el cuello hasta los muslos, se paseaba con la pupila entre sus senos, adoraba la raja de su falda, se quedaba mudo cuando ella lo miraba, casi podía apostar que al momento del "listening" ella le guiñaba el ojo o le sacaba la lengua en un  sensual frote de sus labios.
Se le quedó viendo perdidamente, sintió un calor extraordinario en su cuello, no pudo evitar un ligero tumulto en sus pantaloncillos, cubrió el bultecillo con una libreta pero por los nervios terminó tirándola al piso, la Tícher, que deambulaba por su pasillo se percató de la erección y le guiñó el ojo nuevamente.

¿Estaré soñando?- se cuestionaba a sí mismo -¡ninguno de mis compas me va a creer! - se repetía con júbilo. ¡Alguien dígame si estoy soñando! - volvía a cuestionarse. Tímido sonrío y siguió en lo suyo.
Terminados los ejercicios sonó el timbre y, temeroso de tener otro incidente varonil, el puberto Niko, tomó su mochila y se dirigió rápido a la salida.

-¿A dónde va, Ruvalcaba?
Niko se quedó congelado mientras sus demás compañeritos abandonaban el aula.
-Necesito hablar seriamente con usted, cierre la puerta.

Nervioso y anonadado se quedó, se acercó a la doncella quien sin más prisa ni pena le dio un tremendo beso de lengua. Miss Lucía agarró la mano del chaval y se la recorrió por todo su pecho, la metió en el escote apenas desabotonado y le dijo:
-Aproveche Ruvalcaba. - mientras el estudiante sorprendido recordaba aquellas peliculillas XXX que su primo Eulalio le había pasado por usb, ningún mortal de su clica le creería jamás el incidente. Miss Lucía se desabrochó la blusa y él pasó su mano ya sin timidez por su espalda y más abajo... ella se puso de rodillas, se acercó lentamente a su bragueta y...

...sí, Nikoboy, respondiendo a tu pregunta, sí estabas soñando, te quedaste dormido por madrugar y llegar tan temprano a la clase. Quedaste planchado en tu pupitre creyendo que soñaste la mañana en la clase de Miss Lucía, quien por cierto, está en Cancún con su esposo (no era tan soltera a fin de cuentas). Ha mandado a una suplente, la sra. Carmela Alatriste, divorciada matriarca de 57 años, tutora desde hace más de dos décadas, rellenita, tiene un escotazo, pero su busto ya está caído... ¿te animarás, chaval? trucha con esas hormonas, broder.

23 de enero de 2013

Utopía que engrandece las vivencias

Fuente: HEART SHAPED BOX- we heart it

La deshonra justa por las razones más primitivas,
la necesidad que se engrandece al amanecer,
con el pasar de un cuerpo piriforme o de violín,
con los botones de rosa morenos en un pecho de abril,
necesidad que crece, se exalta incontroladamente;
las hormonas hierven sobre las cienes jóvenes
y cualquier sensación es un experimento de placer.

Es el pan de cada día de algunos poetas,
liturgia y sacristía de los que amamos el amor,
de los que esperamos la soledad para satisfacer
las imaginaciones que nos provoca el corazón;
es y no es el origen de todos nosotros,
es y no es con lo que venimos a crear y enaltecer
grandes hazañas con aprendices novatos.

Porque nadie nace para el tabú mayor,
nadie es maestro de los labios íntimos
si no es por experiencias largas y fortuitas;
los jóvenes creen saber manejar su mayor miedo
mostrándose párvulos y desnudos
sólo con la idea de mover algo en donde
existe ese punto risueño y mudo.

Los pioneros del erotismo, los valedores del honor,
los prófugos de la literatura y los entusiastas del bolero
hablan de ello como vividores de sus propios cuentos,
lo recitan, lo hablan, lo gritan a deseos en las noches de zinc,
se lo untan en la mente con falsos recuerdos,
como historias de misterio sobre el sexus,
 el punto G, la erección y la rosa de Eva en el oscuro jardín.

Una furtiva sensación de soledad incomprendida,
porque nos hacemos faltos del otro,
y buscamos en vientres y senos expuestos,
en faldas cortas y gemidos ruidosos,
en húmedas experiencias, en cines llaneros,
en cuadros de cerámica de baños sin dueño,
ese temblor que vuelve débiles y fuertes a nuestros cuerpos.

19 de enero de 2013

El mole de mi tía [Personal]

Uno como estudiante foráneo, situado en un lugar alejado del de origen, separado de la familia, condenado a  comer pastas u otros platillos baratos a fin de economizar, relegado a las sopas instantáneas o frijolitos cocidos, y muchas otras situaciones tristes, se encuentra a la deriva culinaria, echa de menos la comida de la madre, y en mi caso de la tía.

Entre una de las cosas que amo de las vacaciones, incluido en el regresar a la ciudad de origen o el hecho de viajar, se encuentra INALIENABLEMENTE el degustar la comida de mi tía, en específico su mole.

    Sí, sonará soberbio, sí, el mole es uno de los platillos más comunes y sabrosos, sí, todas las mamás son las mejores cocineras, sí, ya sé que en la foto no se ve tan apetecible, o le faltan guarniciones, sin embargo presumo, es el mejor manjar. Podría vivir del mole de mi tía durante meses sin hartarme. No sé de cierto su receta, conozco que le pone muchos pero muchos ingredientes, conozco que esa receta ha pasado de generación en generación, reconozco que he intentado elaborarlo más de una vez y no alcanzo tal sazón; quizá la clave está en la pizca de amor que le pone mi tía, en la manera que lo sirve y que calienta las tortillas para probarlo con las más frescas y sabrosas.

    Para muchas de las matriarcas, en la manera de preparar alimentos se deposita esa unión en la familia, sí, quizás ahora vivimos en una época donde la familia o su concepto ha cambiado significativamente, pero creo y me atrevo a decir que la gran mayoría de nosotros, aún conservamos a una Tía o Mamá como la mía, en la cual todo su amor y cariño, y la unión se van demostrando poco a poco en la cocina, quien sonríe y para quién un decirle: "Gracias, estuvo delicioso" es la mejor manera de hacerla sonreír.
Sí, también sé que esta visión de la tía que cocina rico pudiera adecuarse al antiguo hecho del machismo mexicano, pero reconozcámoslo, son aquellas mujeres las que cocinan más rico.

Vicios los hay varios, manjares y placeres sobran en la vida de un estudi-hambre, sin embargo creo yo, que una felicidad tremenda es aquella que se vive cuando regresas por vacaciones a casa y encuentras allá en el hogar un plato de amor, mucho amor, más uno que otro guisado.


mfd


17 de enero de 2013

Y así lo descubrí

Gracias a todas la bandas que forman parte de mi colección de recuerdos.



Eso que cuentan de cuando estás a punto de morir ves una película de tu vida pasar frente a tus ojos es verdad, un día me sucedió y caí en cuenta que mi colección de recuerdos no era adecuada, le faltaba a mi vida la esencia, la esencia que me dictara el placer de vivir, por lo tanto, el de morir en ese momento también.

Afortunadamente tuve la oportunidad de modificar esto, me di a la tarea de buscar qué, cómo, cuándo y dónde era inmensamente feliz, ya que la hora me podía llegar en cualquier momento y a lo mejor esta vez no fallaría.

Quería que mi colección de recuerdos fuera especial, desde que soy pequeña amo la música y me di cuenta que mi ser explota al estar en un concierto: lloro, grito, canto, sonrió, me elevo, en pocas palabras se me desborda la alegría del alma; el ver en vivo a esas personas que con sus melodías me hacen sentir sublime, me pone y me pone muy bien.

Todo comienza meses antes del evento, esa cosquillita en la panza de estar contando los días y de maquinar el plan para el importante suceso, generalmente soy fan de llegar en metro, ir con un chingo de weyes que no conoces pero que sabes que pararan en el mismo lugar, después el número crece al llegar al recinto; las playeras, los tacos, el chupe, la banda conviviendo bien quitada de la pena, ¡ufffff! 

¿Genial no?

Después viene el nervio de ya querer estar adentro, a mí siempre me da un no sé qué por llegar corriendo, yo creo así se manifiesta mi euforia y para ser sincera es desde ahí donde saco mi cámara y comienzo a filmar mi película para ese día que me despida de este mundo.
El momento en el que se escuchan los primeros acordes, me hace saber y sentir que soy especial, que el universo conspira para verme sonreír, el deslumbre de los reflectores invade mi cabeza, el mugir del público acaricia mis oídos y mi cámara no deja de grabar.
Cuántas veces no cante esa canción en la ducha, cuántas no la dediqué o la escuche covereada por alguna banda en algún bar y ahora, ahora la escucho de viva voz de esa persona que tal vez no sabe que existo pero que será el personaje principal en alguno de los capítulos de mi vida.
Ya tengo una cinta larga, espero poder ponerle unos cuantos cuadros más...







JPS

15 de enero de 2013

Two-Wheeled Gypsy Queen




La felicidad llega a mis manos  de las maneras más insospechadas que ni siquiera puedo saber que está apunto de llegar. Cuando los planetas deciden alinearse en forma de los ojos de Audrey Hepburn, y las deltas de los ríos fangosos se jactan de estar inundando las orillas de las calles en las que Charlie Patton me cuenta historias para dominar demonios, y Charlie Parker se encuentra haciendo bop en tremendas colas de cadillacs inflamados de whisky, cuando la tumbas de los flamígeros blues de Memphis han entrado en las quinientas pulgadas de hueso y la medula se retuercen en las finas vibraciones de la mandolina húmeda como Nashville y caliente como los túneles oscuros de los amantes implacables de relucen con las mañanas de resaca. Cuando de entre las entrañas de los años transcurridos puedo ver a las mentes más brillantes de mi generación ahogadas en hilos de seda disfrazados de oro, puestos por las arañas incandescentes del neoliberalismo que ahorca con sus monedas a quienes se atreven a ser prostitutas y padrotes al mismo tiempo, mientras robo las palabras de Ginsberg subiendo en el Icky Thump.

El sabor de la amarga cafeína que se derrite en el estómago mientras infecto de humo los pulmones después de haber devorado la carne/alma/boca. El despliegue de las manos sobre los punteros Benedetti, como las maquinas no el colmo de los perdidos, en las afueras de la avenida 608 con las palabras en las pestañas haciéndose las listas poniéndose en el orden de los ataúdes que se consagraron el cuarto y el séptimo día, olvídame mujer antes de que yo te diga la verdad, y los diamantes que se escabullen en mi mente cuando la voz del oriundo de Duluth en las frases cuchillas bendiciones se valúan en el oro de cada uno de mis dientes. No te preocupes ojos verdes que ahora en los usos de tu apellido hemos logrado salir del pacifico en las hormonas de la fiera embravecida a bordo de los mágico rieles que nos llevaron a aquellos atardeceres en los bosques de niebla con el auto stop mientras el hermoso Sal y Dean conectaban sus vidas pasadas en el asiento trasero de nuestro automóvil.

Si, quizás desde que recibí tu carta ayer me percate que fui feliz por las siguientes tres horas mientras recordaba el olor de la tierra húmeda en fechas de lluvias que golpean en la lámina de mi ventana, sabes que es esa, en la que jure pagar con sangre pero no con la mía, y cuando mate a aquel hombre después de quitarle las vísceras y haberlas puesto en lugar de las mías. Pero no me mandes más cartas, por favor ya no, que he estado en la colina un tanto sonriente porque el universo se ha vuelto a perder y volver a empezar.




Y así es como encuentro la felicidad. La vida es una enorme prosa que más llena de significados estará, y después de cierto periodo todo caos será orden y todo orden después será el infinito hilo de la historia perdiéndose en los papiros de la antropología comparada, pero nadie podrá quejarse de no haberlo disfrutado.

Es un espíritu intentado ser beat.



Alejandro

12 de enero de 2013

Corazón Feliz


Para mi la felicidad radica en las cosas mas simples y también en las mas personales
Y también pienso que para saberte feliz antes debes haber estado triste, apachurrado y que te lleva la chingada por que solo así vas descubriendo lo que te hace  feliz, los cosas que aun en lo mas gris logran darle color a tu vida, y te hacen sentir si feliz aunque sea tan efímero ese momento.

Y a veces es complicado identificarlas, pasa demasiado por tu cabeza por tu corazón (ahh por que claro la felicidad se siente en el corazón) que uno no sabe que cosa causa cada reacción y por eso uno  puede sentirse totalmente devastado o triste  pero  en realidad solo es cuestión de analizar cada situación, cada momento y ver que si hay algo que te hace feliz siempre hay algo.

Suena sencillo pero a mi me ha costado trabajo.

Un error que cometo muy a menudo es dejar que mi felicidad radique o dependa completamente de las acciones de los demás eso es malo es de las peores decisiones que uno puede tomar

La felicidad creo yo la debes encontrar dentro de ti primero y ya de ahí vuélate papalote.

Eso es básicamente mi perspectiva acerca de la felicidad  tal vez puedan llegar a sentirse en comunión con mis pensares o tal vez no.

Pero les comparto lo que a mi me hace mas feliz y es crear, crear momentos, crear imágenes, eso me hace plenamente feliz aunque sea por ese momento pero me siento bien feliz  y les dejo una acuarela de un corazón feliz.   


10 de enero de 2013

Oda a la alegría.


Apenas te ibas pude sentir que ningún dolor me atravesaba la columna vertebral,
Lo contrario hubiera sido, pero tenía en mis manos
Encendidas de emoción, la ultima novela que me regalaste.
Gloriosa obra de Audrey Niffenegger que me transporta en el tiempo y, en
Realidad ya no soy yo. Es la felicidad y emoción que traen consigo tu partida.
Inexistente fue tu amor, como inexistente la novela que me has regalado.
Ah, ya lo noté, sacaste la novela de la Biblioteca. Me hace feliz ahora que no tengo que devolverla.
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Hola a todos nuestros amiguitos de La Luna y su Ombligo que nos leen. Les deseo unas profundas y muy buenas fiestas, así como un abrazo enorme y caluroso. Como ven, el tema de está quincena habla de la alegría, y, hace unos meses, en La Locura Más Bailable (Mi blog personal) lance está cuestión al aire:

Todos seríamos más felices sí...

Y estás fueron algunas respuestas:

  • Se aprendiera a respirar y saber sentir el aire en cada vello, centímetro de piel. -Alejandro.
  • Bailáramos al ritmo de la música que suena cada vez... - Sandra.
  • Si tan solo nos aceptaran como somos.- Flor.
  • Si tan solo nos sentáramos a disfrutar el día que acontece a nuestros ojos n_____n claritos y serenos.-Cecilia.
 Hoy lo repito pero más que nada, esperando que cause un efecto pro.positivo en nuestras mentes. Sí se puede, ser felices sí tan sólo...







Con amor, Martha C.

7 de enero de 2013

Simple


“Los jóvenes homosexuales y las muchachas amorosas, 
Y las largas viudas que sufren el delirante insomnio,
Y las jóvenes señoras preñadas hace treinta horas,
Y los roncos gatos que cruzan mi jardín en tinieblas,
Como un collar de palpitantes ostras sexuales
Rodean mi residencia solitaria…”
-[Wellawatta, 1930]/ Residencia en la tierra, I, 1933
Pablo Neruda

*Saludos cordiales a todos los lectores lunares de este sitio, a nombre de todo el equipo de lunáticos espero hayan pasado unas calurosas y especiales celebraciones. Muchas gracias por habernos acompañado durante este tiempo desde el día de la creación de  este lugar en el espacio blogueril, les deseamos un feliz año lleno de muchas sorpresas. :D

Mi salida a las 6 am

El tema fue un poco complicado, las cosas más simples tienen: explicaciones complejas, son –creemos que son- difíciles de alcanzar y siempre tienen un valor inestimable.
La mía es sólo esta explicación.

Cada día desde hace algunos años te despiertas a las seis “á eme”, ninguno de los habitantes en la morada se ha levantado; diciembre-enero siempre es tan helado que al abrir los ojos en medio de la oscuridad al asomar el rostro, la punta de la nariz –que es la punta más graciosa del cuerpo humano- se percata con lo gélido que huele el aire. Después de quitarte las cobijas has bajado a presionar unos botones y moderar la temperatura de la casa para los demás, subes instintivamente cada escalón de cerámica en color maple sin ver en nada cada paso con la mirada entrecerrada, afuera está tan oscuro como boca de lobo y las farolas del parque están apagadas, esperas otros cinco minutos bajo las sábanas temblando los dientes de frío.
Tomas un baño con el agua caliente como se puede; la dejas tocarte por todo el cuerpo, desde la parte del cráneo, esa donde azotaste la cabeza después de una extracción de muela, que fue producto de una mala inyección de anestesia que te hizo convulsionar en el piso; pasando por tus labios secos y azules por la falta de irrigación sanguínea, para después caer sobre tus senos visiblemente afectados por la temperatura con cada poro de piel bien marcado, hasta sentir el agua tocando la punta de tus dedos fríos justo cerca del callo de un mal uso de zapatos escolares o cayendo graciosamente por tu codo derecho saltando de la punta de la cicatriz de una quemadura de cigarro.

Sales, te cepillas los dientes y te acuerdas de la primera hoja de un libro de Cortázar, te deslizas con poca claridad de la puerta del baño hacia tu habitación que no ha dejado de ser helada; una vez vestida con el uniforme médico bajas y tomas un cereal. No hay tiempo de comida caliente. No hay tiempo de ningún otro alimento; nuevamente te cepillas y cargas una bolsa roja de tela en algodón llena de Quiroz, Netter, Goodman, Guadalajara o una buena copia ilegal de un libro de neurología.

Abres la puerta y afuera apenas ha clareado el día, el brillo de rocío congelado sobre los autos te recuerda que no llevas saco o bufanda, después de regresar por uno te subes indolente al frío para empezar a calentar el motor, apagas la radio, no buscas ruido alguno. Tu concentración se dilapida en medio del vapor del cofre en cosas como la señora Gutiérrez con un pie diabético, el caso de bioquímica que no resolviste porque eres pésima en matemáticas, en el examen del próximo mes de farmacología, en que le dijiste demasiadas cosas bonitas por un “sms” al despertar y sólo te contestó con un “hola”, en que llegarás a la biblioteca y fingirás no verlo mientras buscas en la sección de Gastroenterología. El motor está listo.

Sales de tu casa pensando en todo lo que harás hoy y que hoy de nuevo comerás sola en la única hora libre que tienes en un turno de doce horas continuas de siete a siete, en que estarás en la biblioteca, en la fonda de las vecinas o sentada en una banca negra. En que llegarás a casa de nuevo, cenarás rápido, te conectarás al portátil y empezarás a hacer tu trabajo esperando que en el inter se conecte platiquen y tu tiempo sea menos pesado y más entretenido hablando con él. Vas doblando la glorieta lentamente y después… después viene la mejor parte de tus malditos días  de los trescientos sesenta y cinco que se carga el año.

...Está amaneciendo...

Un mancha morada asoma del azul índigo que procedía del negro de la noche, el tono malva se enrojece levemente y se rocía con rubíes en lo lejano, poco a poco se tiñen de coral los horizontes donde sólo hay arena y lejanía, no hay nubes, este es un gran día. En cuestión de minutos la mañana se abre en sí misma a mis ojos, teniendo como espectadores un guardia de seguridad, un perro sin dueño y mi humilde persona en un carro viejo. El rosa sin embargo no tarda en ser suplantado, pronto saetas naranjas se cuelan simplonas y amelonan el cielo y la luz se hace para el reino de lo helado y lo callado; abajo la tierra se hace noble y se oscurece en señal de que el astro rey ha llegado. Unas manchas amarillas le rodean y el brillo no puede ser sino enmudecedor. No se habla, sólo se observa otro día más en que las cosas pueden ser buenas.
En que no es mi cumpleaños, en que no es verano, que veré a alguien que quiero, en que escucharé de camino a Sharon y en que simplemente, alguien arriba, me ha dado un regalo.

Esa cosa tan simple y tan diaria es la que me hace feliz.

Mantarraya sonriente en Sea World, San Diego.


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