21 de febrero de 2013

Carta para el nacido el 19 de septiembre

No me siento vacía porque no estás, me siento completa porque existes.

La distancia, no ha deformado ni por un segundo lo que eres para mí, llevo años amándote, llevo tiempo dedicándote mis días, y aunque no sé qué nuevas marcas tiene tu rostro estoy segura que entre en un millón de personas podría encontrarte a ojos cerrados, porque llevo tu olor, tu olor grabado en mi memoria, tu voz perpetuada en mi pecho y tu sonrisa la traigo como mi credo.

La lejanía, es lo que me hace saber que existes, es la que me grita que debo moverme para algún día volver a encontrarte. Vivo los días pensando que te diré cuando vuelva a verte.

Mientras tanto, sigo siendo experta en hacer las cosas que te gustan, guardo tus ojos como mi mejor recuerdo, trato de no deformarme y me mantengo como el último día: amándote como siempre.

Sé que tú eres el final de mi camino, porque sé que al final sonreiré, por eso, no tardes tanto pues no te extraño, sólo te espero.

Discierno que me amas y que también soy tu sonrisa.



-JPS-


19 de febrero de 2013

Añoranzas

La despedida.
Remedios Varo.


Es media noche
Y el frio toca la puerta
Callejones del recuerdo
Encierran una sombra
Que enamorada por un adiós,
Rindió sus restos en la arena.

Alimentándome de incertidumbres
Las caricias en mi inconsciente
Son una pobre alegoría de lo que pudo ser.
Y en la medida de lo ajeno,
Parece que esta lejanía me ha quebrado poco a poco,
Invitándome a seguir esperando un llamado ciego.

Un mensaje, un abrazo
Sentir tu compañía
Cubriéndome con su penumbra.
Es mi deseo a la luz de una vela,
Que se derrite junto a mis sueños…
De añoranzas y miserias.

Palabras vienen y van
Y a veces las promesas llegan a pesar,
Tal vez el olvido no sea la opción…
Me ato a lo que veo, e intento convencerte
De que si nos miramos diferente,
El ciclo se pueda crecer.

 Dudo que esta ausencia logre callar
La tortura de un tiempo perverso
Que mutila cada intento de postergar
La lejanía de nuestras almas,
Y que sus quimeras impiden
Que se puedan hundir en su pasión intensa.

Una tentación, una invitación tácita.
Solo un momento a oscuras
Que juegue a tatuar nuestras semejanzas
Y nos invite a mostrarnos nuestras cicatrices
En aras de complementarnos
Solo un instante más.

Y en esta luna sin nombre
Rindo mis honores
A la memoria de tu desnudez
Que invade mis impulsos,
Obligándome a desterrar
Todo rastro de conciencia.
Intentando convencerte
Que nuestro vacio es mejor…
Pago mi silencio por un poco de tu amor
Por un poco de tu amor…………







-I. E. P.-

17 de febrero de 2013

adiós o algo

para sanar solo el tiempo


Melancolía te extraño tanto no puedo creer que ya casi 2 años han pasado y yo aun sigo atado a ti melancolía que me hiciste que te pienso moche y día desde que me dejaste para que fuéramos felices cuando yo ya era feliz teniéndote a mi lado.

Nunca te engañe con la tristeza como podría si contigo lo tenía todo; Las dudas malditas dudas debo admitir que yo también las tuve pero no supe evitarlas tu tampoco es obvio pero al final, te fuiste sigo sin entender si esa decisión fue por ti o por mi? no importa mucho en realidad pero son de esas cosas que aun dan vueltas en mi cabeza como tus ojos negros, como besar tu cuello bajo aquel árbol, como sentir tu cintura junto a la mirada perforarte de la sociedad hambrienta e intolerante como haberte sabido mía melancolía al menos por un día solo un día que los meses no han podido borrar.

Hasta hoy que ya te recuerdo con una sonrisa en el rostro y solo una lagrima en el ojo izquierdo por que como sabes soy un dramático sin causa que te recuerda día y noche por que no tiene otra opción por que te volviste el cliché de mis días hasta hoy que te escribo para no se si te importe pero para decirte que ya no hay mas, ya no hay nada que sanar nada que pensar, te amare hoy  y siempre melancolía aunque diga que no parte de mi es tuya una hoja es tuya y hoy estoy tranquilo con eso.

15 de febrero de 2013

Por Las Calles Que Caminamos




Por las calles que caminamos
Se ha vuelto el huracán
Dentro de los ladrillos y el asfalto,
El imperio se vino abajo
Junto con sus torres y la abadía,
El placer de los gorriones
Y todo lo prestado,
Las noticias y el alcohol
La realidad y la melancolía;
Como si no hubiera mañana,
Fue rápido y destinado
El giro de las manecillas,
Y entonces después de los abrigos
Estaba el invierno,
Bendije tus manos
Y bese tus pies,
Desde los mares hasta el profundo cielo
Supe que no había demonios
Solo pobres alabanzas,
Quizás falto tiempo, quizás sobro aquel,
Y quizás desde este lado del día
Hemos dejado atrás las calles que caminamos.

El silencio de los parpadeos
Lejanos a casa
Y el viento desnudando la palabra,
Se hizo reverencia
A los cigarrillos y al café
Que tantos enemigos amaron,
Los pies y las millas
Con constantes curvas,
Y los años que nos traicionaron
En lo complicado de los nudos del destino
Lo complicado que fue desafiar lo desconocido,
Las fallas y fracasos
Todos los bienaventurados
Algunas maneras de saludar,
Y otras cuantas para despedirse;
Y el lado oscuro
De los túneles mágicos
Y la hierba de los comerciantes,
Dormir en los autobuses
Y despertar en los amaneceres,
Dormir y dormir
Y vivir soñando para volver a soñar,
Quizás falto tiempo, quizás sobro aquel,
Y quizás desde este lado del día
Hemos dejado atrás las calles que caminamos.

El suelo ardiendo
Y las nubes yéndose,
El olor a la distancia
Tuve cuidado de esconder mis caramelos
Para que no pudiéramos regresar,
La sed y el hambre
Las costumbres de olvidarse,
Y los puños en la cara,
Dime ahora cuál es tu nombre
Dime como me dirás a mí,
Y los kioscos, los perros y los niños gritando
El deseo de ser lustros las horas,
Esa última vez
Como si fuera la primera,
El recuerdo de tu rostro
Y la desaparición del fantasma
Que regreso una tarde de junio,
La punta de la lengua
Las costillas y las rodillas,
Quizás falto tiempo, quizás sobro aquel,
Y quizás desde este lado del día
Hemos dejado atrás las calles que caminamos.

Fui tu enemigo
Quizás el más acérrimo
Y también fui tu río,
A través de la noche
Y las ventanas abiertas
He logrado ser el más leve suspiro
Y el más fuerte acero,
Le dije a mi Señor
Que me quitara la tristeza
Que me dijera que hacer,
Y ahora después de todo
Su única respuesta
Fue el hacerme saber
De tus ojos cafés,
Me senté bajo el ciprés
Y llore por semanas,
No creí en ellos
Pero ningún reloj marca la hora
Sin antes dársele cuerda,
Quizás falto tiempo, quizás sobro aquel
Y quizás desde este lado del día
Hemos dejado atrás las calles que caminamos.






-Alejandro-

13 de febrero de 2013

El aeropuerto [minitexto]

foto: 9gag
Al momento de darse el sí, un temor y un cosquilleo interno les decía a ambos - por separado- que quizás estaban cometiendo el peor de los errores. Que una vez que aceptabas la empresa no podías echarte para atrás. Que un corazón ya roto anteriormente, a diferencia de las metáforas de los optimistas, terminaba por volverse más débil y vulnerable.
Pero poco les importó, su alma, su vida, su historia, su todo requería de esa fuerza, de esa magnitud para renovarse, de eso diferente para atacar al monstruo cancerígeno llamado rutina. 
-13 meses - dijo él con una lágrima en los ojos, mirándola con delicadeza.
Ella gimoteaba y se sonaba la nariz con el pañuelito rosa que le regaló.
- yo te espero - secundó ella. - hubo un silencio solemne, se miraron a los ojos y se abrazaron, el tiempo seguía corriendo y en los aeropuertos los andenes fueron diseñados para no sentir conmoción al amor, para disfrutar de las despedidas, casi puedo asegurar que, El aeropuerto, esa entidad, esa infraestructura llena de torres y asientos, el Aeropuerto en sí, les estaba diciendo: ¡Hey muchachos, no la hagan de emoción, se verán muy pronto aquí... a sus asuntos!
Sí, quiero pensar e imaginarme, y quiero asegurar que todo ese gigante quería soltar una lagrimita, viendo a los jóvenes como si mirase una comedia romántica.

Se dieron un beso de despedida, o un beso de coma, o un beso con el temor y el riesgo de que fuese el último.
Entonces abordó el avión, vino el temor, sintió que no disfrutó el último beso, sentía esa necesidad, ese cosquilleo de mandar todo al demonio, bajarse y besarla nuevamente, pero ya había abordado, ella estaba tomando un taxi a su casa. Él sacó el celular, la aeromoza lo miró con una sonrisa hipócrita y le dijo que lo apagase. Se fue con un sentimiento de vacío. En su corta vida jamás pensó que pudiera llorar así por alguien, sentir ese hueco en su pecho, sentirse incompleto. El vuelo fue larguísimo, continente a continente, llegó, comenzó esa especie de capitulo de relleno en su vida, trece meses de estudio.
Se miraban para hablar, se desvelaba uno para que el tiempo coincidiera, luego el otro. Se mandaban mensajes que costaban mucho, a veces ella se quedaba dormida esperándolo, a veces él no la veía en línea, otras noches se miraban, platicaban y reían, era como si no hubiesen miles de kilómetros separándolos. Él le contaba su día, ella igual, pero al momento de despedirse, sentían esa inquietud, esa duda.
¿Me estará engañando? ¿estará besando más bocas? ¿y si no me extraña?

Cada uno a su manera se sumergía en dudas, caía en celos, soñaba tragedias. Oh distancia, oh amor de distancia, fuiste concebido para probar a los que pretendemos conocer el amor, a los que juramos amor eterno, a los que nos creemos fieles. Eres la balanza absoluta.
 Él en ningún momento le falló, jamás miró a otra mujer con el brillo en que miraba a su novia, se hicieron un pacto, prometieron no ponerle pausa ni fin indefinido a su relación, sabiendo los riesgos de la distancia, acordaron seguir perteneciéndose. 
Ella por su lado, tampoco le falló, le costaba trabajo salir con sus amigas, pero encontró ese equilibrio.
-Sal con alguien más, sé libre por un momento, anda, nadie se enterará.- le decían, ella sonreía como colaborando a medias con ellas, pero en el fondo sería incapaz, lo extrañaba, lo miraba en todas partes.

Los trece meses transcurrieron, en ese espacio discutieron muchas veces, se gritaban cosas, pero luego comprendían su mutua necesidad, cada beso en el ordenador era una especie de vale intercambiable hasta nuevo aviso, cada lágrima, cada desvelo, todo fue trágico, triste.

Y de un momento a otro, él regresó, esas horas de vuelo fueron las más complicadas, temía encontrarse con una extraña, no sentirla suya, haberse convertido, por igual, él, en un completo desconocido... le compró un ramo de flores. Ella elaboró una cartulina llamativa con su nombre.

Entonces se miraron...
yo sé que se veían en una pantalla casi todos los días,
pero entonces se miraron,
sus ojos se encontraron, y no fue el de dos extraños reconociéndose, no fue el de un amor apagado volviendo a encenderse, no fue nada que yo pudiese expresar con palabras.
Se miraron... se dieron un beso, un abrazo... ¿qué hay del temor? ¿qué hay de los celos? ¿qué hay de lo mucho que tenían por decirse?  No importaba nada, sólo sus ojos, sólo sus brazos haciendo contacto, sólo ese contrato y esa infinidad de besos por saldar. No importaba nada, eran felices nuevamente, ya no se volverían a sentir incompletos jamás... tarde o temprano se tendrían que ir juntos a otro lado y entonces... ninguna pantalla o aparato podría interceder para unir sus corazones, sólo el deseo, sólo el calor entre sus manos... sólo ese compañerismo y complicidad.
El aeropuerto, ese ente enorme y abstracto los miró y dijo:
¿lo ven chicos? no hagan tanto drama, bésense, quiéranse y hagan campo, que en quince minutos otra parejita se despedirá.

11 de febrero de 2013

El que habla primero antes que todo



El amor habla por los que callamos todo,
camina a oscuras por calles heladas al amanecer,
se fenestra con denuedo y se abisma solo
pensando siempre que le quedó mucho por hacer.

El amor habla en los vicios de poetas muertos
en nihilistas que dilapidan casi cualquier fe,
dicen coplas sobre vidas rotas, falsas decencias 
y que existió un pedazo de exilio en cada Edén.

El amor divaga en sueños que ruegan con volver,
grita que el cielo se abre a la nublada destemplanza,
jura sobre pétalos secos y viejas tiras de papel
que en la dulzura de los labios existe la confianza.

Pero el amor es un ciego que promulga ver,
un mudo declamando notas falsas de esperanza,
es un hombre que dice que ama a una mujer,
una dulce brisa que amaina la añoranza.

Es el tiempo multiplicado por algo que aún no sé,
las noches más penosas, los días de remembranza,
las auroras en las que no puedo entender
porque es tan maravilloso y difícil a la vez.

Sólo espero que si la distancia se marcha,
que si el tiempo alguna vez deja de ser,
que si mis fobias se van en lontananza,
que todo en mi vida sea mucho mejor que ayer.


Rogerio Rfm- We heart it

-Dedicación especial al hombre bajo la nieve

4 de febrero de 2013

El placer de lo prohibido

Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo


Cuando la pasión se desata y no hay nadie que pueda detenerla.

Cuando el sabor de la piel se hace excitante y adictivo...

Cuando el roce de los cuerpos eriza cada poro de la piel...

Cuando el calor de cada caricia enciende el fuego que hay en tu interior.

Cuando lo prohibido se hace placentero e inevitable...

Cuando la pasión trasciende las barreras de lo que es correcto.

Donde no importa como seas, de donde vengas, de que sexo seas y solo importe la pasión y el amor entre ambos.

Cuando cada beso se vuelve más adictivo y fogoso...

Cuando cada mordida se transforma en un acto más sensual y tormentosamente gustoso.

Cuando las miradas de ellos se encuentran y solo puedan ver fuego y culpabilidad... pero a la vez picardía...

Ya nada los detiene, porque el placer de lo que esta prohibido es lo único que quieren sentir.

"Porque lo prohibido es placentero"

Luis Eduardo Soto Tovar

2 de febrero de 2013

El escondido deseo de Sonia

Cuando el ser humano hace lo que ante la sociedad causa vergüenza, se libera…



Era de noche y la luz proveniente de afuera iluminaba apenas la habitación, la perilla giraba lentamente y una silueta se aproximaba a entrar, era ella, Sonia, una mujer que el mundo apenas sabe que existe, venía de la vida cotidiana y asquerosa de los seres humanos, Sonia quería descansar, se sentó en la cama recorriendo un poco la cortina para que entrara la tenue luz, comenzó a quitarse lo que le estorbaba, los tacones ligeros como el viento, los fue desprendiendo de sus delicados pies, el roce de sus medias era sublime y la caricia de sus manos en sus piernas lo era más, en un dos por tres Sonia tenía los tacones y las medias en el suelo.

Su mirada era misteriosa, sospechosa, como si quisiera hacer algo, es más hasta parecía que sonreía con una picardía que erectaría a cualquier hombre. Se recostó en la cama, se llevó el dedo índice a la boca y con su lengua comenzó un juego casi embelesador, de repente lo saco de la misma y lo comenzó a recorrer sobre sus ropas a lo largo de su excitado cuerpo.


Decidió envolverse entre las sábanas, no dejaba de acariciar su blanco y bien marcado cuerpo, de repente y lentamente sus ojos se cerraron Sonia entraría a un mundo lleno de éxtasis que con el alba desaparecería.







La perilla de la puerta giraba lentamente de nuevo y por la misma pasaba un hombre, hombre que invadió la cama de Sonia como si se la supiera de inicio a fin, éste sin ningún preámbulo tomo el culo de Sonia y lo apretó tierna pero fuertemente hacia él, haciéndole sentir el viril y erecto miembro hambriento de placer, ella apenas y abrió los ojos, sabía quién era por su olor y sin temor se entregó a ese vaivén que sería el capítulo más ardiente de su vida.


Delicadamente el hombre puso a Sonia boca arriba y comenzó a deslizar su pene, desde la boca hasta la altura del clítoris de la mujer, moviéndolo lentamente en círculos; pero al ver la silueta del hombre a contraluz se dio cuenta de que no era quien pensaba, sino otra persona que había estado en su vida, él le abrió las piernas y sucumbió a su coño, todo fue tan rápido y estaba tan embriagada de placer que no le importó que fuera otra persona la que hacia estallar su cuerpo, la embestida con la lengua fue brutal, no solo estaba empapada de sus líquidos también de la saliva de aquel individuo.

Cuando este mismo se incorporó y se echó sobre ella, Sonia se esforzó por mirarle el rostro; se llevó la sorpresa de su vida, pues no era ninguna de las dos personas que había creído, de repente sintió como una nueva lengua rodeaba sus pezones, tratando de comerse sus encantadores senos, una mano jalaba la de ella al fondo, el hombre quería que verificará lo duro que estaba y que lo hiciera estallar en sus piernas al mismo momento que él le lamía los pechos con tal frenesí que ella no pensaba en nada más.

Nuevamente, fue volteada bruscamente y puesta en cuatro, sentía como esas manos sabían el manejo de su cuerpo, escucho un susurro, el cual reconoció la voz pero no entendió ni media palabra, lo extraordinario es que la voz no concordaba con nadie de los hombres con los que ella había estado esa noche, seguía sin importarle, lo único que anhelaba en ese momento era placer, placer sucio.


Así puesta con el culo al aire, sintió unos dedos humedecidos estrujándoselo, poco después unos labios, más tarde una lengua; Sonia sólo cerró los ojos y se entregó a lo que conocía como un orgasmo, al momento del mismo pensaba en que con un hombre no le bastaba, terminada la escena, se desplomó y así con sus cabellos cubriéndole los senos y sus labios rojos, quedo casi sin sentido.






Un sonido la despertó, era la alarma que le avisaba que el mundo real tocaba a la puerta, olía a sus jugos a su saliva y sólo pensó esto: no puedo decir cual era de los hombres que he amado, porque cuando desperté ya se había ido.






-JPS-

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