27 de marzo de 2013

Nuestras más calurosas felicitaciones a...

MARTHA



Deseamos interrumpir su lectura cotidiana para mandar unos abrazos y besotes a nuestra escritora más locuaz y bailarina, nuestra querida Martha Campocosío, por parte de todo el staff de la Luna, la misma Martha que vive su vida con libertad y alegría, esa misma que nos llenó de "Hasta el viento tiene miedo", Temores hacia muñecas diabólicas y sobre su abuelo Domingo, tantas cosas sobre las que nuestra activa colega ha hablado en los muros virtuales de este sitio, y queremos felicitarla por sus 20 añotes, bien vividos, bien cumplidos, a nuestra chica María Bonita.

 Martha explica por sí misma: " ... escribo desde que tengo uso de razón; escribo porque desafino cuando canto, mis garabatos al dibujar no tienen ni pies ni cabeza y además soy tímida para socializar;  escribo porque me gusta, porque es lo mejor que sé hacer; escribo porque sí."

Martha nació en la ciudad de México, es estudiante y blogger, tiene dos blogs en solitario y dos años son los que lleva escribiendo en este universo llamado web. Participó brevemente en la revista digital Adefesio.com de la cual fue colaboradora hasta el año pasado. Realizó desde recomendaciones, reportajes, así como entrevistas; entre ellas la realizada a Amandititita con motivo de su nuevo sencillo “Eres un mamón”.

Estos son los sitios en que se escribe, dele un vistazo y deleitese: La locura más bailable

"No me encuentro.
No lo llames a él.
Repeticiones en el sofá de la sala,
en las llantas viejas del taxi al que no nos subimos.
Piensa en mi.
Te enviaré una postal, desde la Estela de Luz que diga:
Quiero celebrar contigo mis veintes.
En este blog no, Javiera, porque ya encontré otro lugar para habitar.
Llámame a mi, no lo llames a él."

Y: Dance the warrior

"Veinte años
dos decadas, 
5x4
12 conciertos
cuatro historias,
necedad, confianza, inspiración, molestia, olvido, 
muchas canciones e ideas de revolución. 
Once aves en la piel, para siempre. Tres artes más, también.
sexo rápido, sexo lento, prohibido, un beso, simple, ya no soy una niña.
Podría ser, si, pordría ser..."


Y como dice ella: "Todo lo demás dicho de mí, por otros o por mi misma son puras mentiras. ¡Cambio y fuera!"

¡Feliz cumpleaños bella!

21 de marzo de 2013

ATENCIÓN ESTIMADO PUBLICO:


La siguiente dinámica en su amado blog "La Luna y Su Ombligo" se trata de que dejen preguntas para que cada uno de los autores las contesten, pueden ser cualquier tipo de preguntas y se seleccionaran las más originales para ser publicadas con su respectiva respuesta.

También puede hacer una pregunta a un autor en particular (Cecy, Martha, Jéssica, Alejandro, Beto o Míkel), nomás especifique a quién.

Anímese a preguntar estamos dispuestos y nos interesa interactuar con ustedes, les agradeceremos mucho su participación!

Convocatoria abierta del 22 al 29 de Marzo 

17 de marzo de 2013

Mi muñeca me habló, mientras fornicaba con Ken.

Nunca fui niña precoz, más aún, la inocencia se rompió en el momento en que debía de hacerlo. Debo de mencionar que siempre he sido muy soñadora, tanto dormida como despierta, diferentes escenarios y personajes son participes en el momento que empiezo a debrayar. Hay un sueño que, particularmente, recuedo con especial ímpetu, ya que, a propósito, tiene que ver con las Barbies de mi infancia, lo describo: 

Estaba yo en la sala de mi casa, con ocho o quizá nueve años de edad; escucho murmullos en mi cuarto pero sé que no hay nadie, mis hermanos en la escuela, mi madre en la cocina, voy al cuarto y no puedo creer lo que veo, pienso que estoy soñando y cuando me acerco más, cautelosa al pie de mi cama lo confirmo: Mi Barbie y otras muñecas más, con Ken, cuchicheando, ahí, se mueven como si no los descubriera aún, desnudos entre si.

Evidentemente no volví a jugar con ellas hasta mucho tiempo después y siempre y cuando fuera con alguien más.

Después de ese tiempo las guardé en la caja de los juguetes, refundidas hasta abajo. No fuera ser que salieran y las viera hablar otra vez. Cada seis de enero me levantaba en la madrugada para buscar mis regalos, pasaba poco tiempo para que tirara las cajas rosas con adentro esa muñeca diabólica y sonrisa perversa. Mi madre preguntaba qué dónde podrían estar, ella estaba muy segura de lo que los Santos Reyes Magos me traían cada vez.

Me pase algunos años descabezando miles y miles de  Barbies tal como si fueran Vampiros, ¿Qué tal que también sabían chupar sangre? No iba arriesgarme. Hacia llorar niñitas pero no me importaba, era mejor que no jugarán con esas discípulas de Satán. Eran muy malas, señor Juez, no puede culparme.



O, quizá esto también sea un montaje, señor Juez.

14 de marzo de 2013

Eliminador de distancias y vudú




Tenía más o menos 2 años y medio, cuando papá tuvo que viajar al extranjero por motivos que en ese momento no entendía. Siempre fui muy apegada a él.

Crecí como hija única durante algún tiempo, entonces aprendí a hacer de mi imaginación mi mejor instrumento. Tenía que inventarme cosas para no aburrirme tanto y con más razón, si mi compañero de juego faltaría a nuestros encuentros mágicos.

Papá, mi compañero, me enseñó que los juguetes tienen voz, el primer juguete que me regaló es un payaso, tendría meses de nacida. Se ponía el muñeco frente a la cara y fingía que "Chabelo" me hablaba.

Lo extraordinario de "Chabelo" es que conforme los años pasaron también fue envejeciendo con mi papá; se hizo jorobado, calvo (sus chinos se deshicieron) y se lleno de canas, por esa razón siempre decimos que es el muñeco vudú de mi papá.

Siendo fiel a esta enseñanza cuando el partió, tome cierta predilección por mi teléfono, el que movía los ojos cuando lo arrastraba, un día decidí que ese, sí ese, sería mi eliminador de distancias.

Me senté, cogí el teléfono y comencé a hablar con mi papá, sí lo sé, fui la novedad y más de uno me miro con cara de: "¡mira pinche chamaca!"
Yo escuchaba la voz de mi papá por ese auricular, ¡lo juro!. Pasamos muchas horas hablando, mientras él me platicaba como estaba allá en la distancia.

El teléfono no sólo tenía voz, tenía toda mi esperanza. 






JPS

11 de marzo de 2013

simples miniaturas

De niño tuve muchos juguetes y aun así siempre quería mas, les tomaba mucho aprecio y todos fueron mis favoritos por algún tiempo. pero desde siempre me han gustado las miniaturas y en los juguetes mas, me encanta las cosas pequeñas y por eso los juguetes que marcaron un momento en mi infancia fueron los juguetes de kinder sorpresa, recuerdo o creo recordar que antes eran baratisimos y mi abuela siempre nos compraba a mi hermana y a mi kinder sorpresa, tenemos una caja relativamente grande llena de esos juguetes, era una "sorpresa" abrir el huevo y ver que juguete traía y odiaba cuando era un maldito rompecabezas de los pitufos o de cualquier cosa.
Jugábamos por horas, siempre vaciábamos la caja y empezábamos a escoger que juguetes  queríamos y luego hacíamos toda una historia y siempre era diferente me encantaba.
Es un tanto simple pero son de los mejores recuerdos que tengo.

9 de marzo de 2013

Ferrari F512M hecho en Malasia


Siendo sincero mi infancia no fue muy placentera. En todo sentido. Pero si hay que ser específicos no recuerdo nunca haber tenido (hasta la fecha) un cumpleaños feliz, salvo una sola vez.

No recuerdo en que onomástico fue (o sea a los cuanto años) pero fue la única fiesta en la que estuvieron invitados mis amigos. Las demás por lo que puedo ver en las fotos hay niños que en mi vida he visto y volví a ver; que la prima de la sobrina que vive en Aguascalientes y vino de visita. Siempre mis fiestas estuvieron llenas de adultos, SIEMPRE y aunque tenía millares (literalmente) de amiguitos fuera de casa, estos rara vez eran invitados. No porque mis padres fueran malas personas, sino porque no teníamos dinero.

Las fiestas eran de adultos porque mis tíos y demás parientes llevaban la comida, los refrescos y el pastel. Coincidentemente no tengo primos de mi edad, a la que me encuentro más cercano me lleva 9 años.

En esos tiempos recuerdo que en una papelería cercana vendían muchos cochecitos Hot Wheels, era toda una vitrina llena de esos vehículos que brillaban bien bonito, y el que llamaba más mi atención era una Dogde Caravan color vino. Quien sabe porque. Costaban 10 pesos (¡10 pesos!) y a mí me parecía que me estaban pidiendo un riñón. Literalmente un riñón, a esa edad sabia ya muchas cosas que uno apenas descubre (en mi caso redescubro) a los 24 años.

Siempre fui un niño frustrado. No tuve lo que quise en navidad. No fui tan hábil en los deportes como quise. De alguna manera siempre fui el niño que cae bien pero se te olvida que existe una vez que no lo tienes a la vista. No tuve el amor suficiente, un golpe y después una salida al parque no arregla las cosas. Un insulto y después un beso no cubren las heridas. Me enfrentaron a muchas cosas durante mi infancia que ahora entiendo porque después estuve ebrio esperando no llegar a casa.

Pero si hay algo bonito entre todo aquello es esa fiesta épica. Épica para mí. Estuvieron muchas personas que justo ahora no sé nada de ellos. Todos mis amigos y amiguitas de la cuadra, TODOS, estuvieron ahí conmigo. A ciencia cierta a hoy no sé cómo se costeó esa fiesta y realmente no me importa.

En esa época jugábamos mucho la conocida “metita”, ese juego de crear autopistas gigantes con gis o siguiendo un patrón del suelo con cochecitos en donde con tres empujoncitos se va avanzando, y hay pozos y calabozos y barrancos y selvas y lagos y derrumbes. Para eso quería la Dogde Caravan que en el comercial de tv se especificaba que era elegante y dinámica para cualquier tipo de camino. Así que yo quería ser elegante (a los 6 años me sorprendió la imagen de Humphrey Bogart en una revista Vanidades de la cual mi madre era fanática) y pues dinámico para esas pistas que hacíamos.

Para ese entonces yo jugaba con un carrito todo aplastado al que ya no le giraban las ruedas.

Mi tía (quien se caracteriza por llegar por lo menos con dos horas de retraso a todas las fiestas) llego a la fiesta cuando ya me salía a jugar con mis amigos precisamente metita. En ese momento al decirle a donde iba me dio mi regalo (raro en ella que da los regalos casi dos meses después de la celebración, es bien particular mi tía): un par de ¡Hot Wheels!

Una camioneta todo terreno tipo Rally Baja 1000, la cual no me sirvió para el juego porque se iba chuequecita, y un Ferrari plateado chulísimo. Mi madre me dijo que no los usara porque eran “originales” y estaban muy bonitos (no me lo dijo como regaño sino con cierta condescendencia digna de quien no tiene nada que ofrecerte a cambio de ello) pero me tía le insto a que de eso se trata, de usarlos, de jugar. Curiosamente le pregunte a mi primo (experto en automóviles) que si el Ferrari es elegante (me parece muy sobre saliente que a esa edad supiera quien es Bogart y haya visto de refilón Breakfast at Tiffany’s [mi película favorita en la vida] y no supiera que es un Ferrari) y me dijo que sí.

Desde que tuve ese cochecito rara vez alguien llego a ganarme, no porque corriera mucho, ni porque fuera dinámico y elegante, sino porque ahora a través del tiempo me he dado cuenta que ese automóvil representa esa fiesta, esa época y sobre todo, esa felicidad que hace que se apretuje el estómago. Y todo mundo sabe que con felicidad se logra lo que se quiera.

Después los tiempos mejoraron en mi familia y tuve cientos de Hot Wheels (no literalmente) pero aquellos nunca ocuparon el lugar de ese Ferrari.

Y a hoy, es lo único que me queda de mi triste infancia. Un recuerdo feliz.

Fin.








-Alejandro-

5 de marzo de 2013

Gárgolas [Reseñoide]

Hace mil años, la superstición y la espada gobernaban.Era un mundo oscuro, un mundo de terror. Era época de gárgolas. Piedra de día, guerreros de noche, fuimos traicionados por los humanos que habíamos jurado proteger, congelados en piedra por un hechizo mágico durante mil años. Ahora aquí en Manhattan, el hechizo se ha roto y ¡vivimos de nuevo! Somos defensores de la noche. ¡Somos Gárgolas!

A finales de 1994, Disney emitió una de sus series quizás menos duraderas pero con una gran trascendencia, hablo de la famosa "Gárgolas", un proyecto que de antemano, respondía a un público adolescente, dejando de lado las temáticas pueriles de otras series simultáneas.
Con elementos de ciencia ficción, la tópica resulta exótica; ¿Gárgolas protegiendo a los humanos? ¿defendiéndolos de las amenazas? ¿Gárgolas defendiendo Manhattan de las amenazas?
Sí, quizás de inicio resulte algo absurdo. En aquellos años yo habré tenido seis o siete cuando lo pasaban en la televisión, hoy en día que reviso el material de la misma me doy cuenta del sincretismo y la simbología que adoraría manejar en un futuro; Utilidades y nomenclaturas bíblicas, medievales, referencias a los clásicos, simbolismo de la escolástica con algunos elementos musulmanes, todo esto condensado en una Manhattan, cliché de todas las devastaciones mundiales.

Pero la cosa no va por ahí. Cerca de la colonia en donde crecí, los domingos, hasta la fecha se coloca un tianguis en todo el espacio frente al Templo de Guadalupe, como es común en tianguis de todo el país, largos tendidos de juguetes usados, en venta a uno o dos pesos, se convierte en una juguetería a granel.
Mi abuelo nos daba con frecuencia veinte pesos que entre mi hermano y yo, despilfarrábamos en juguetes; muchos coleccionistas hoy en día se han encontrado grandes sorpresas en dichos mercaditos.
Un día, entre pokemones y personajes de mil y un caricaturas, entre juguetes piratas o japoneses con la marca TOMY en su reverso, entre peluches genéricos, llegó Goliath. Por desfortuna no puedo poner fotos de el actual muñeco, me he conformado con colocarles algunas extraídas de google.
Goliath fue el héroe de mi infancia, venciendo a todos sus enemigos entre los que destacaban El villano Bomb (Que era un juguete de BuzzLight Year en cuyo casco pinté colmillos dándole un aspecto a la famosa bala colmilluda de la franquicia Mario Bros,)
Goliath, a quien yo nombré "Gárgotron", fue un héroe que me acompañó durante muchas batallas contra los soldaditos que se vendían por centena en paquetes de quince o veinte. Goliath destrozó montañas de arena mojada y escaló higueras y macetas. Goliath, Gárgotron, sufrió múltiples cirugías como desmembramientos o decapitaciones por caídas desde el techo, nada que una buena kola-loka no pudiera soportar.
Él fue el juguete de mi infancia. Hoy, a mis veintiuno, y con la totalidad de mis juguetes perdidos, donados, o vendidos, Goliath es el único que reposa en mi librero, sentado, como un veterano de guerra, como un héroe retirado que me acompañó durante las más épicas peleas contra los juguetes más poderosos. Ya no tiene alas ni cola, ya no infunde el mismo brillo que emanó en aquellos tiempos, pero sigue siendo el más poderoso guardián de los recovecos de mi niñez.

mfd

2 de marzo de 2013

Anécdota personal


Socioculturalmente (palabra cremosa) niño o niña es cualquiera que según las condiciones económicas, las costumbres o creencias de cada cultura en que el concepto de infancia termina hasta que se ha alcanzado la madurez suficiente para la autonomía y para el ejercicio de la responsabilidad, entiéndase que todo esto pueda variar en la forma de aprender y de vivir de cada cultura. En lo personal, si viví mi infancia, la viví bastante bien, no hablando económicamente que en realidad se trató de una infancia carencial pero sí en el sentido de experiencias diversas.

Hace 11 años vivía en un sitio diferente...

Frente de mi casa antigua

Recuerdo que... todas las madrugadas cerca del amanecer se escuchaba el sonido de los camiones a lo lejano y el canto de un gallo que vivía en una granja cercana por la que pasaba todos los días cuando iba al kinder y en el cual todos los niños siempre acudíamos a alimentar con heno a un caballo, en la madrugada también se veían por la amplia ventana (de aquellas viejas que llevan una contraventana y los seguros las hacían cerrarse girando una palanca) la silueta de los gatos que merodeaban el yonke que se situaba atrás de mi casa. Las mañanas en mi infancia eran bastante simples, desayunar, ir a jugar o ir a ver televisión; en aquella casa que era amplia teníamos una sala exclusivamente para jugar y era ideal ya que no podíamos salir a la calle porque era en realidad una vecindad algo peligrosa, y donde generalmente los autos siempre pasaban como alma que lleva el diablo.

Jugar era toda una experiencia para mí, no tenía mucho pero me agradaba fabricar mis propias muñecas de papel, las hacía de varias hojas, amplias, gigantes y sin color, con cabellos de tiras y con rectángulos por piernas y brazos. Era ligera y me gustaba aventarla hacia arriba y verla caer, eran las cosas simples con las que antes uno podía divertirse, después de eso mi primer muñeca barbie fue hasta los 10 años. Otro de los juguetes que en ese entonces estilábamos comprar, eran los luchadores de molde que vendían en las "tienditas de la esquina" que costaban como 5 pesos en moneda nacional, y todos eran iguales, lo único que cambiaba era el color del monito y de la capa.

Esos juguetes mi hermano y yo siempre acudíamos a comprarlos cuando visitábamos a mi abuela (que en paz descanse) que siempre nos daba 10 pesos para comprar papas y jugos. Divertirse como dije, era bastante sencillo, porque hasta los famosos jugos Boing los utilizábamos para inflarlos y tronarlos. 

Otro de mis juguetes favoritos fueron los títeres de tela y madera, estos títeres vestidos con ropas rurales y sombrero de paja eran una viva distracción que podías mantener danzando por un largo rato cada cuando te tocaba esperar en alguna sala de espera de un seguro, o en la plaza del centro de la ciudad donde más se vendían y más que nada en el mercado siempre los podías encontrar coloridos y vestidos de muchas formas y texturas. Aunque casualmente siempre terminaban rompiéndose los hilos de donde se sujetaban. 



De los juguetes con los que más adelante conviví cercanamente fueron los carros Tonka, por alguna razón las familias que luego se desplazaron de la vecindad hacia otras que mi abuela rentaba solían abandonar muchas cosas y entre ellas fueron precisamente los carros Tonka, artefactos que simulaban a las de maquinaria pesada reales. 


En las que nos gustaba mover tierra o piedras y eran todas de metal y totalmente funcionales. Otro de los juguetes que abandonaron fueron un juego de canicas color vidrio ámbar, con las que en la colonia hacíamos múltiples competencias. Más adelante luego que los noventas avanzaban hacia el siglo 21 un juguete que nos tenía encantados a mi hermano y a mí, era el View Master, el View Master era un miniproyector a luz en el que ponías unos discos de papel con diminutas laminillas que contenían diversas cosas desde todas las esculturas alrededor del mundo hasta dinosaurios de la prehistoria e incluso algunas caricaturas. En aquel entonces nuestro cuarto lo había construido mi padre para hacerlo compartido y bastante amplio, por lo que apagar la luz y ver las figuras de gran tamaño a través de la luz era muy interesante.


Juguetes hay muchos en la actualidad pero ninguno de ellos tiene la fabricación extraordinaria para despertar la imaginación, o despertar un sentido de reliquia valiosa o recuerdo, puesto que tanto plástico y tanta tecnología sustituyen mucho ese primer acercamiento a un juguete que no sirve para entretener si no para manipular, yo pienso que los verdaderos juguetes debían ser manipulables para despertar un cariño y no una sensación de poder desecharse y comprarse otro. En lo personal así yo disfrute mi infancia y así yo desperté mucho a la imaginación en todo aspecto de ella, es por eso que incluso un juguete le sirve más a un niño o lo aprecia más cuando puede construirlo o manipularlo sin necesidad de esperar a que este realice una cosa por si sólo, es decir como si el juego (valga la redundancia) "jugara sólo consigo mismo", es mejor aquel que ni siquiera tiene que costar mucho y es bastante efectivo y entretenido; antes por ejemplo solíamos simplemente romper la parte superior de una botella de plástico y ponerle un globo con una liga, y como en la colonia existían muchos arboles de lilas y moras, solíamos fabricar tiralilas.



Por el momento me he desecho de todos mis juguetes, y tal vez ni siquiera me llama la atención ninguno de los que actualmente existen, pero si le guardo mucho cariño a todos aquellos que hacían de mis tardes una aventura, aún sin embargo conservo un juego de té que un día mientras salía de la primaria mi madre me obsequió, sin ser mi cumpleaños; y fue todo un suceso para mí, el mayor de los sucesos porque generalmente tenías que esperar a los cumpleaños para que alguien decidiera regalarte juguetes (pero casi siempre te daban ropa :C) y en aquella ocasión me tomó por sorpresa este regalo. Hoy por hoy está completamente preservado, una tetera tiene una fisura pero sigue completa y están guardadas en una caja de madera china. Dentro de aquel tiempo también recibí en mi cumpleaños un juego de telescopio y microscopio con muestras en laminillas de Mialegría por parte de una tía que hoy vive cerca de Seol, ese tal vez fue mi primer acercamiento a la ciencia y al que le atribuyo mi gusto por la medicina. 


Finalmente por último agregaré un juguete que sigue obteniendo risas en mi familia, la "Red Wagon", un juguete a manera de carretilla que bien servía para transportar cosas como para subirse en ella; en esta ocasión no fue tampoco un juguete comprado, mi padre se tomó la dedicación de fabricarlo a partir de madera; aunque normalmente las Red Wagon son de metal. Era una mañana de sábado cuando recién empezaba primavera, nosotros vivíamos en la parte más alta de la loma, y nos subimos mi hermano y yo por petición de mi padre, una vez que nos subimos nos empujó por la loma, íbamos tan rápido que nos advirtió que no giráramos so pena de volcarnos, el caso es que un auto se acercaba y no se veía que fuera a frenar, yo giré temiendo que nos atropellaran y el resultado fue que nos volcamos, rodamos por el cemento y la tierra y nos raspamos completamente, ambos llorando y nuestro padre riéndose en lo más alto de la cumbre. Esa es nuestra anécdota familiar y aún nos sigue diciendo lo mismo entre risas y carcajadas "¡Cómo están mensos!, ¿por qué giraron?"



Esa es mi anécdota personal y la historia sobre aquellos juguetes que enriquecieron mucho mi infancia, espero les haya agradado y tal vez a muchos de ustedes les haya traído algunos buenos recuerdos. Saludos :)


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