Fotografía: Tangerine´s Memory |
Voy a regresar afuera antes que la lluvia comience a caer,
caminaré hacia el abismo del más profundo bosque negro,
donde la gente es mucha y sus manos están vacías,
donde el veneno contamina sus aguas,
donde el hogar en el valle encuentra el desaliento de la sucia prisión,
y la cara del verdugo está siempre bien escondida,
donde el hambre amenaza,
donde las almas están olvidadas,
donde el negro es el color, y ninguno el número,
y lo contaré, lo diré, lo pensaré
y lo respiraré,
y lo reflejaré desde la montaña para que todas las almas puedan verlo,
luego me mantendré sobre el océano hasta que comience a hundirme,
pero sabré bien mi canción antes de empezar a cantarla,
y es dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.
caminaré hacia el abismo del más profundo bosque negro,
donde la gente es mucha y sus manos están vacías,
donde el veneno contamina sus aguas,
donde el hogar en el valle encuentra el desaliento de la sucia prisión,
y la cara del verdugo está siempre bien escondida,
donde el hambre amenaza,
donde las almas están olvidadas,
donde el negro es el color, y ninguno el número,
y lo contaré, lo diré, lo pensaré
y lo respiraré,
y lo reflejaré desde la montaña para que todas las almas puedan verlo,
luego me mantendré sobre el océano hasta que comience a hundirme,
pero sabré bien mi canción antes de empezar a cantarla,
y es dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.
A Hard Rain’s A-Gonna
Fall.
Bob Dylan.
No es que México hubiera estado
durmiendo para prueba esta la constante actividad del Popocatépetl. No es que
tuviera la cabeza agachada es que está viendo por donde pisa al caminar. No es
que no haya escuchado su propia voz, es que le estaba dando coherencia a sus
palabras; a ese ruido blanco que estaba a pocos momentos de sintonizarse.
Desde las épocas medianas del
periodo PRIcámbrico (término acuñado
por Jairo Calixto Albarrán) siempre se ha sabido del manejo de la información
por parte del gobierno a través de las televisoras, especialmente Televisa y su
popular telefonazo a Jacobo Zabludovsky. También es bien sabido aquel asunto de
la compra de votos, no es nada nuevo. También desde tiempos primigenios la
izquierda mexicana está dividida, fracturada. Mientras que el conservadurismo
se ha mantenido a flote como un ladrillo que aunque a momentos se tambaleé se
mantiene firme con los cementos del clero.
Este actual movimiento no es más
que la suma de años de apatía. Es como cuando uno lleva todas las vacaciones levantándose
a las once de la mañana y de repente, por una injustica maternal, a uno se le
obliga a hacerlo a las siete de la mañana, pero entonces uno descubre en el
proceso que se levanta a uno nomás porque si, entonces lo que se hace es
pretender que a uno le da gusto pararse a deshoras, estarse más pendiente de lo
que sucede y cuando menos se lo espera la madre se dará cuenta que si hijo se está
levantando a esa hora, si efectivamente para algo que no es nada y ese algo es:
la trampa, le han caído en la movida, sabe que el muchachón a su vez sabe que
se está levantando para nada y que esa nada es productiva, e insanamente real.
Como se puede hacer algo haciendo nada? El efecto causado por quien pretende
estar haciendo algo es el hacer.
La sociedad mexicana contemporánea
encontró en los jóvenes ese no hacer nada que está haciendo. Generalmente el
estudiar lo involucra a uno en el estatus de estudiante, que es el que no hace
como que nada importante pero se está cultivando, es como sembrar unas cuantas
semillas y ahí medio regarlas, porque el hecho de que sean semillas lo hace
creer a uno que un día serán plantitas, que si bien no darán frutos pues estarán
allí para verse bonitas y dar un poco de oxígeno. Pero es más que claro que 20
años de escuela no lo vuelve a uno inteligente, mucho menos pensante. Que el
movimiento naciera de un acontecimiento en una escuela de paga, eso sí es
novedoso. Fue la chispa que prendió la mecha, ya que generalmente los
movimientos solían ser campesinos y obreros, salían a las calles y se volvían solo
parte del paisaje en lugar de representar un acontecimiento. Tanto así, que en el
DF se trato de administrar una iniciativa de ley que fuera el acabose; el marchodrómo casi, casi.
Salió la gente a las calles a
manifestar su inconformidad ante un gobierno que se mantuvo en el poder tantas décadas
y que ahora amenaza con regresar. La unión de distintas clases sociales marco
un acontecimiento que ha estado atesando a ciertos círculos políticos, y esto deja
muy en claro algo.
Más allá de las obviedades de un
cambio para el país, más allá de que al proclamarse anti-Peña Nieto quiere
decir que se está a favor de otro candidato (ojo, una cosa es estar contra Peña
Nieto y otra contra el régimen político) y más allá de lo que se rumora entre
las filas de quienes salen cada día: es que está es una sociedad sin memoria. Sobre
todo los jóvenes carecen de ella.
Para muchos tener memoria es
reclamar el 68 y el 71, Atenco y Acteal, Zongolica y Wirikuta, hechos meramente
contemporáneos. Eso o revivir figuras intelectuales empolvadas por el olvido
popular como Taibo II. Usar las consignas del Che Guevara de la década de los
60, la rima fácil, el insulto como manera de socavar la apatía del resto. Eso no
es tener memoria. Si, es importante sacar aquello que tiene que ver con el folklor
de los movimientos sociales (allí están los corridos los cuales servían de
manera de comunicación en etapas de la revolución y que hoy siguen en las
mismas nomás que cuentan las proezas del crimen organizado) ya que pinta un
sentimiento de identidad a quienes se encuentran allí.
El problema es el siguiente: en épocas del vanguardismo y los adultescentes (o Kidults termino creado por el psicólogo Jeffrey Jensen Arnet) lo que reina e impera es una sociedad narcisista. Cada uno de los jóvenes crece con la idea de que a los 20 años uno tiene que estarse titulando y trabajando de ser posible para ser alguien más o menos decente, que la productividad está por encima de cualquier cosa (ser obreros de la profesión a fin de cuentas), que el tiempo es sólido y tiene forma de espacio, que a los 30 la vida se ha terminado porque uno es producto caduco, y que antes de cualquier cosa el principio de placer propio estar por delante de cualquier cuestión. En efecto, las generaciones que ahora salen a la calle descubrieron algo que supuestamente no tenían: conciencia social. El segundo problema viene con ello; estos se abanderan como quienes concientizaran, los que pueden hacer que las cosas cambien, los que ayudaran a quienes ya estaban en la lucha, los que sufren por malos gobiernos de los cuales solo los conocen en cuentos que provocan pesadillas, siendo que como jóvenes universitarios pertenecen a los de la conciencia social definida por los doce años del PAN y del PRI solo se sabe lo relatado por los parientes mayores.
Esto no quiere decir que no tenga
valor el movimiento, al contrario es un respiro que viene a alivianar a quienes
llevan décadas en la lucha, a esos que tanto han sufrido en malos tratos y han
trabajado arduamente para llevar una vida miserable, para aquella gente común que
no tiene acceso a las mieles del nepotismo que sufren los buenos trabajos,
aquellos que le han quitado todo.
En algo acierta fuertemente AMLO
al hablar de oligarquía. Y no es esa de empresarios que controlan el país, sino
la que se gesta estratos más abajo. Todas esas generaciones que se tragaron el
sueño del capitalismo con sus cafés de Starbucks los cuales roban dinero a los
campesinos chiapanecos a los que les compran el grano, a aquellos que ahora
dicen que se hará un boicot a Coca Cola y Bimbo pero marchan con sus aguas Ciel
o Bonafont (marcas de la misma Coca Cola y Danone, industrias privadas que han
sepultado al emergente mercado mexicano a su interior comprando y destruyendo
pequeñas empresas, suerte tuvo Pato Pascual), aquellos que dejaron que Carlos
Slim gane dinero a los bruto invadiendo las entrañas del mercado, aquellos que
usan tanta tarjeta de crédito haciendo que el dinero solo se mueva por lugares
que nadie conoce y nadie ve, aquellos que se mantienen en plan de ser adultos
emergentes (a los 25 uno tiene que tener casa, coche, relación formal, trabajo muy bien pagado y vacaciones en
Francia), aquellos que usan marcas extranjeras fabricadas en México, quienes
permiten las explotaciones en las maquilas, minas, campos, los que reclaman por
no perder su trabajo siendo que ganan más que alguien que se mata el doble y
gana un tercio de aquello.
Pero sobre todo, y lo que más
coraje da, es que los culpables son aquellos que se olvidaron de la cultura, de
los alcances del lenguaje, de lo precioso de la conversación, de el amor libre
de toda atadura comercial y capitalista que solo se mueve en pro de los
beneficios monetarios, de la improvisación, del acto teatral que es la vida, y
de que siempre, siempre, hay que estar en desacuerdo para poder avanzar. La culpa
amigos míos es de todos y cada uno de nosotros que se trago el sueño del éxito que
lo que hace es que uno fracase a los 35 y se vea a si mismo divorciado,
deprimido, pero con aquel trabajo bien pagado en el cual uno caduca poco a poco
por buscar lo que no sabía que quería para sí, sino que a uno le dijeron que quería
eso, y si, le mintieron. Por algo se volvió un fenómeno social aquello del
divorcio express, a hoy las parejas que duran en noviazgo de 6 a 7 años y se
casan duran alrededor de 2 a 3 años, o menos, antes de que se saquen los ojos.
Si, México hace una pareja joven
con la democracia, ambos tan inmaduros para estar juntos, porque mientras
México es el que idealiza ahora que se ha “despertado” del sueño y que está
seguro de que hará esta vez las cosas bien, la democracia es más realista y está
preparada para decirle a su amado país, parafraseando a Manu Chao: Caí en la trampa, de ser tu amigo, caí en la
trampa de en ti confiar / desde que un día, tú decidiste, dejar lo nuestro en
lo vulgar.
Y eso fue en 1988.
Y México ya no tiene ojos.
Pero como siempre se mantiene y ya encontrará un momento, porque esta democracia no es su verdadero amor, esperemos en 6 años se tenga más respeto este país a si mismo.
Mientras exigir los derechos de toda la ciudadanía.
-Alejandro Mussoni-
He concluido muchas cosas que tenía en el limbo, la llamada 'revolución interna'. Es un texto bien apetecible de leer, para reflexionar y crear un halo de conciencia. Muy bueno.
ResponderEliminarY es que la realidad es una especie de ciclo cíclico (valga la redundante redundancia). Somos una unión curiosa, es decir, creo y dicen muchos, jamás terminamos la revolución mexicana, nunca hemos tenido en plenitud un cambio, seguimos en la modernidad del siglo pasado, seguimos siendo un paradigma tontucho. No sé, algo extraño somos.
ResponderEliminarParadigma tontucho, no hay mejor descripción.
ResponderEliminarMe dejó sin palabras señor Mussoni, pero si algo pudiera agregar a esto que no necesita palabras es que esta extraña realidad donde nos metimos nos está consumiendo enteros, y eso hace el consumismo no?, consumir y consumir hasta que nos consumamos en ella... :/ tristemente, saludos, me gustó.
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