22 de febrero de 2019

Grito Al Cielo

De un tiempo para acá me he preguntado,
si no pertenezco, ¿para que estar vivo?
Tengo un latido que es el que me a mantenido,
aunque la otra parte de su sistema sanguíneo
lo haya tomado y puesto al otro lado del camino.

Cada paso firme que doy a sido sacudido,
ha sido desmotivado, ha sido falso esperanzado.
No encuentro el sentido fraterno, no lo encuentro,
no veo una sonrisa familiar en nada, no la veo.

Hablo más con el techo que con el espejo,
deja ya de mostrarme los rasgos de mi maldición
que no pedí tenerlos, ni quise heredarlos,
ni quiero recordarlos, ni quiero en futuro verlos.

Estoy viviendo en un cuatro por cuatro,
estoy respirando sueño y exhalando miedo.
Cerrar los ojos y caer a menos de medio metro,
que gire el suelo y sientas que se acaba el vuelo.

Me tiembla el labio del desespero autoprovocado
me grita el interior que quiere estar ahogado,
me reclama la vida el pago de estar dopado,
me sonríe quien sabe a donde voy encausado.

Sed sin hambre.
Vicios sin libido.

 De un tiempo para acá me he preguntado,
si no pertenezco, ¿para que estar vivo?



From the humble mind of #DD




2 de julio de 2017

"mañana si"

Hoy simplemente me refugió en imágenes que leo, 
textos que apreció, 
música que siento, 
lluvia que escucho.
 Así intento borrarme de la vida,
 tanto que me ha dado y 
yo nada que he brindado. 
L.C.09-06-2017

14 de marzo de 2017

Monotonía

Hola:
Hoy escribo, un tanto diferente, pues es algo que había estado pensando ya hace tiempo. La paso muy bien contigo, me fascina hablarte; pero no quiero que nuestras conversaciones entren en la monotonía o lo que es peor aun, que te canses de mí... 
Y es que no quiero decirte lo mismo todo el tiempo, ni tampoco recibir la misma respuesta.
 Te propongo entonces que cuando sientas esa monotonía, cámbiame de tema, busca alguna escusa y así no más háblame de tus sueños o miedos, de tus locuras, de eso que te hace tan feliz y quisieras una y mil veces repetir... 
Miénteme, cuéntame algo totalmente descabellado, dime cosas que no tengan sentido.
Pero nunca nos dejes caer en la monotonía
Y por favor jamás dejes de hablarme. Amiga mía!!!
L.C. 2017

7 de marzo de 2017

Recordando a Alejandro Rosales "Sibidibidi"

Hoy tengo que rendirle un merecido tributo a alguien que muchos conocían como el Sibidibidi.

Me enteré que debido a un infarto, Alejandro Rosales de 49 años, sufrió un infarto la mañana de este domingo.

Le conocía desde antes de la televisión, era un joven muy amable que nos atendía en unas tortas y hamburguesas sobre Lázaro Cardenas en el Sur de Monterrey a las cuales he ido desde niña.

Después se hizo famoso y la gente que lo veía ahí lo saludaba con alegría y entusiasmo. Él siempre respondía a todas sus preguntas, platicaba con todos, era muy servicial, respetuoso y amable. "Coma con cuidado, despacito, no se vaya a ahogar", nos decía a veces.

Nos contaba que tenía dos trabajos, en el día repartía muestras de perfumes en el centro y en las noches atendía el puesto de hamburguesas. Con eso podía comprarle una estufa nueva a su mamá.

Vivía en la colonia República y me lo topaba muy seguido en el camión, incluso 3 semanas antes de su muerte lo vi, como siempre dándole el paso a las mujeres, ayudando a las viejitas a avisarles del camión que esperaban, ayudándolas a subir y platicando con las señoras todo el camino.

Además vendía dulces en el baile que se realiza todos los domingos en la plaza del casco de San Pedro, el cual dirige mi abuelo y donde a veces lo ayuda mi papá. Tenía guardados sus números telefónicos porque los quería mucho y quería tenerlos cerca. Cuando me lo topaba en las hamburguesas me preguntaba por ellos y les mandaba saludos.

Alejandro era muy querido por toda la gente que le rodeaba, dejaba una huella en cada persona que saludaba, todos lo cuidaban, a pesar de ser una persona tan inocente para su edad, jamás le pasó algo malo, siempre llevaba la suerte de su lado, el buen Dharma diría yo, que todas sus buenas acciones le trajeron buenas experiencias.

Llegó su momento sin previo aviso, falleció en paz, sin sufrimiento en un descanso eterno, que seguro donde sea que esté ahora, está sonriendo y ayudando como siempre lo hizo. Muchos lo vamos a extrañar y a recordar con mucho cariño.


Hasta luego, Sibidibidi.

7 de febrero de 2017

Callejón sin salida

No sé sinceramente que pasa en el mundo en el que vivimos. 

En México, la clase política no deja de sorprendernos (a la mala) todos los días. Corrupción, inefectividad, insensibilidad a los problemas sociales, robos a destajo, incrementos en todo, menos los sueldos, estudiantes desaparecidos y un largo etcétera. 

Cuando crees que nada peor podía pasar, salen a la luz versiones sobre un ex gobernador que se robaba el dinero para medicinas en su estado, lo que ocasionaba que a niños enfermos de cáncer se les suministrará solo agua destilada, haciéndoles creer que era su quimioterapia. 

Para agravar el coctel, el pueblo, la gente, las masas, la sociedad, no coopera mucho que digamos. Durante años vivimos en un ambiente de apatía, de indiferencia, quizá hasta de miedo, si cabe la palabra. Pero el nivel de fechorías que se presenciaban y se sufrían alcanzó niveles impensados y las protestas callejeras fueron inevitables... Hasta que un grupo de impresentables aprovecharon las marchas en todo el país para sacar sus frustraciones destrozando y saqueando lugares, quién sabe si también pagados por alguna mano oscura. 

En el plano internacional las cosas no pintan mejor, para nada, tal vez hasta peor. A la silla presidencial del país más poderoso del mundo, llegó un demente arrogante, narcisista, xenofobo y sexista, dispuesto a dinamitar el orden mundial establecido desde finales de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo era la salud mental de los estadounidenses que eligieron como su líder a este sujeto, de pelo ridículo y discurso escalofriante? Claro, muchos de los que lo eligieron, blancos sin preparación académica y enojados con el sistema, se vieron afectados por las crisis financieras internacionales y el mundo necesita un reajuste, pero la mano se les fue. No hay explicación. 

Allende el Atlántico el panorama es desolador. Con la salida de Reino Unido de la Unión Europea, las relaciones comerciales, económicas y diplomáticas del Viejo Mundo se comienzan a quebrar. El otrora modelo supra nacional, que se creía invulnerable, se colapsa. Alemania sufre a diario con los refugiados que huyen de los horrores yihadistas, Francia no encuentra otro remedio ante el fracaso del socialismo y la amenaza terrorista, que refugiarse en el ultra derechismo del Frente Nacional, Holanda entrando al escabroso del populismo conservador y nacionalista, Italia sin rumbo, España en el gobierno frágil sin apoyos. Un desastre por donde se vea. 

Con las venas abiertas de América latina vaciándose por escándalos de corrupción en Brasil, las pifias de un empresario que juega a ser presidente en Argentina y en Colombia la gente votando en contra de La Paz, ¿qué podemos esperar?. 

Con este panorama, ¿de verdad hay espacio para ser optimista? No lo creo, no veo por dónde. Hay puntos en los que me gustaría decir como Mafalda "paren, me bajo del mundo".


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