21 de noviembre de 2013

Farewell, Martha




Camine, detrás de tus cabellos;
camine, por los kilómetros de tu cabeza,
sentí la lluvia y la música de baile
como guerrero que se escapa.

Escuche, que quizás estabas fuera,
escuche, que alguien podría llorar,
hable con mis muros
pero tú me destruiste, con tan solo mirarme.

Estuve sediento, de todas esas palabras,
de este momento, estoy ajeno.

Pude ver, verte hablar de amor en la madrugada,
pude ver, verte sonreír en la penumbra;
mire tus salvajes ojos
despacio entrando por cualquier lado.

Pude saber, de qué color es tu cielo;
después de la niebla, detrás de las sirenas.

A veces, pude leer todas aquellas cartas,
a veces, les guarde en la más crespa montaña;
te estaría mintiendo, si alguna vez,
dudara de ti.

Estoy perdido, quizás he perdido el ritmo,
lentamente, háblame dulce Martha.

La pregunta no es a dónde vas, ni cuanto tardarás;
si no: porque no puedo ir contigo.

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Póngase su traje y tanque de oxígeno, sea bienvenido a La Luna.

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