Cuando el ser humano hace lo que ante la sociedad causa vergüenza, se
libera…
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Era de noche y la luz proveniente de afuera iluminaba apenas
la habitación, la perilla giraba lentamente y una silueta se aproximaba a
entrar, era ella, Sonia, una mujer que el mundo apenas sabe que existe, venía
de la vida cotidiana y asquerosa de los seres humanos, Sonia quería descansar,
se sentó en la cama recorriendo un poco la cortina para que entrara la tenue
luz, comenzó a quitarse lo que le estorbaba, los tacones ligeros como el
viento, los fue desprendiendo de sus delicados pies, el roce de sus medias era
sublime y la caricia de sus manos en sus piernas lo era más, en un dos por tres
Sonia tenía los tacones y las medias en el suelo.
Su mirada era misteriosa, sospechosa, como si quisiera hacer
algo, es más hasta parecía que sonreía con una picardía que erectaría a
cualquier hombre. Se recostó en la cama, se llevó el dedo índice a la boca y
con su lengua comenzó un juego casi embelesador, de repente lo saco de la misma
y lo comenzó a recorrer sobre sus ropas a lo largo de su excitado cuerpo.
Decidió envolverse entre las sábanas, no dejaba
de acariciar su blanco y bien marcado cuerpo, de repente y lentamente sus ojos
se cerraron Sonia entraría a un mundo lleno de éxtasis que con el alba
desaparecería.
La perilla de la puerta giraba lentamente de nuevo y por la
misma pasaba un hombre, hombre que invadió la cama de Sonia como si se la
supiera de inicio a fin, éste sin ningún preámbulo tomo el culo de Sonia y lo
apretó tierna pero fuertemente hacia él, haciéndole sentir el viril y erecto
miembro hambriento de placer, ella apenas y abrió los ojos, sabía quién era por
su olor y sin temor se entregó a ese vaivén que sería el capítulo más ardiente
de su vida.
Delicadamente el hombre puso a Sonia boca arriba y comenzó a
deslizar su pene, desde la boca hasta la altura del clítoris de la mujer,
moviéndolo lentamente en círculos; pero al ver la silueta del hombre a
contraluz se dio cuenta de que no era quien pensaba, sino otra persona que
había estado en su vida, él le abrió las piernas y sucumbió a su coño, todo fue
tan rápido y estaba tan embriagada de placer que no le importó que fuera otra
persona la que hacia estallar su cuerpo, la embestida con la lengua fue brutal,
no solo estaba empapada de sus líquidos también de la saliva de aquel
individuo.
Cuando este mismo se incorporó y se echó sobre ella, Sonia
se esforzó por mirarle el rostro; se llevó la sorpresa de su vida, pues no era
ninguna de las dos personas que había creído, de repente sintió como una nueva
lengua rodeaba sus pezones, tratando de comerse sus encantadores senos, una
mano jalaba la de ella al fondo, el hombre quería que verificará lo duro que
estaba y que lo hiciera estallar en sus piernas al mismo momento que él le
lamía los pechos con tal frenesí que ella no pensaba en nada más.
Nuevamente, fue volteada bruscamente y puesta en cuatro, sentía como esas manos
sabían el manejo de su cuerpo, escucho un susurro, el cual reconoció la voz pero
no entendió ni media palabra, lo extraordinario es que la voz no concordaba con
nadie de los hombres con los que ella había estado esa noche, seguía sin
importarle, lo único que anhelaba en ese momento era placer, placer sucio.
Así puesta con el culo al aire, sintió unos dedos
humedecidos estrujándoselo, poco después unos labios, más tarde una lengua;
Sonia sólo cerró los ojos y se entregó a lo que conocía como un orgasmo, al
momento del mismo pensaba en que con un hombre no le bastaba, terminada la escena,
se desplomó y así con sus cabellos cubriéndole los senos y sus labios rojos,
quedo casi sin sentido.
Un sonido la despertó, era la alarma que le avisaba que el
mundo real tocaba a la puerta, olía a sus jugos a su saliva y sólo pensó esto:
no puedo decir cual era de los hombres que he amado, porque cuando desperté ya
se había ido.
-JPS-
Brutal, erótico, sensual y real, me gustó esta entrada, muy bien Jessy (:
ResponderEliminarMuchas gracias señorita =)
ResponderEliminarsublime de principio a fin, erotismo en su esplendor :)
ResponderEliminarGracias =*
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