2 de febrero de 2013

El escondido deseo de Sonia

Cuando el ser humano hace lo que ante la sociedad causa vergüenza, se libera…



Era de noche y la luz proveniente de afuera iluminaba apenas la habitación, la perilla giraba lentamente y una silueta se aproximaba a entrar, era ella, Sonia, una mujer que el mundo apenas sabe que existe, venía de la vida cotidiana y asquerosa de los seres humanos, Sonia quería descansar, se sentó en la cama recorriendo un poco la cortina para que entrara la tenue luz, comenzó a quitarse lo que le estorbaba, los tacones ligeros como el viento, los fue desprendiendo de sus delicados pies, el roce de sus medias era sublime y la caricia de sus manos en sus piernas lo era más, en un dos por tres Sonia tenía los tacones y las medias en el suelo.

Su mirada era misteriosa, sospechosa, como si quisiera hacer algo, es más hasta parecía que sonreía con una picardía que erectaría a cualquier hombre. Se recostó en la cama, se llevó el dedo índice a la boca y con su lengua comenzó un juego casi embelesador, de repente lo saco de la misma y lo comenzó a recorrer sobre sus ropas a lo largo de su excitado cuerpo.


Decidió envolverse entre las sábanas, no dejaba de acariciar su blanco y bien marcado cuerpo, de repente y lentamente sus ojos se cerraron Sonia entraría a un mundo lleno de éxtasis que con el alba desaparecería.







La perilla de la puerta giraba lentamente de nuevo y por la misma pasaba un hombre, hombre que invadió la cama de Sonia como si se la supiera de inicio a fin, éste sin ningún preámbulo tomo el culo de Sonia y lo apretó tierna pero fuertemente hacia él, haciéndole sentir el viril y erecto miembro hambriento de placer, ella apenas y abrió los ojos, sabía quién era por su olor y sin temor se entregó a ese vaivén que sería el capítulo más ardiente de su vida.


Delicadamente el hombre puso a Sonia boca arriba y comenzó a deslizar su pene, desde la boca hasta la altura del clítoris de la mujer, moviéndolo lentamente en círculos; pero al ver la silueta del hombre a contraluz se dio cuenta de que no era quien pensaba, sino otra persona que había estado en su vida, él le abrió las piernas y sucumbió a su coño, todo fue tan rápido y estaba tan embriagada de placer que no le importó que fuera otra persona la que hacia estallar su cuerpo, la embestida con la lengua fue brutal, no solo estaba empapada de sus líquidos también de la saliva de aquel individuo.

Cuando este mismo se incorporó y se echó sobre ella, Sonia se esforzó por mirarle el rostro; se llevó la sorpresa de su vida, pues no era ninguna de las dos personas que había creído, de repente sintió como una nueva lengua rodeaba sus pezones, tratando de comerse sus encantadores senos, una mano jalaba la de ella al fondo, el hombre quería que verificará lo duro que estaba y que lo hiciera estallar en sus piernas al mismo momento que él le lamía los pechos con tal frenesí que ella no pensaba en nada más.

Nuevamente, fue volteada bruscamente y puesta en cuatro, sentía como esas manos sabían el manejo de su cuerpo, escucho un susurro, el cual reconoció la voz pero no entendió ni media palabra, lo extraordinario es que la voz no concordaba con nadie de los hombres con los que ella había estado esa noche, seguía sin importarle, lo único que anhelaba en ese momento era placer, placer sucio.


Así puesta con el culo al aire, sintió unos dedos humedecidos estrujándoselo, poco después unos labios, más tarde una lengua; Sonia sólo cerró los ojos y se entregó a lo que conocía como un orgasmo, al momento del mismo pensaba en que con un hombre no le bastaba, terminada la escena, se desplomó y así con sus cabellos cubriéndole los senos y sus labios rojos, quedo casi sin sentido.






Un sonido la despertó, era la alarma que le avisaba que el mundo real tocaba a la puerta, olía a sus jugos a su saliva y sólo pensó esto: no puedo decir cual era de los hombres que he amado, porque cuando desperté ya se había ido.






-JPS-

4 comentarios:

Póngase su traje y tanque de oxígeno, sea bienvenido a La Luna.

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