19 de octubre de 2012

Bulldog




Entraste a tu habitación
Con la cabeza entre las manos,
Viste como se desnudaba el viento
Al roce de las cortinas en tu piel,
Alguien dijo tu nombre
Y no entendiste porque,
Quizás estabas solo en casa,
Solo, con olores a pantano alrededor;
De la penumbra de los ojos se escondió el ejecutor
En los músculos de la espalda.

La sangre se hizo espesa
Al primer hervor,
El enano que salió debajo de la cama
Te dijo aquello no fue,
Pero no le hiciste caso
Tomaste sus zapatos y los arrojaste por la ventana,
Y él te maldijo por 77 años
A quedarte con la mujer de una pierna,
Ella te hablo de amor y de lo dulce de la venganza
Para después abandonarte al cuarto día.

Entro el verdugo un tanto distraído
A cobrar todas las cuentas,
Él se llevo tus huesos
Mientras hablaba de lo duro del otoño,
Y se llevo también
La sensación de certeza,
Justo cuando estaba atrapado
En los recovecos de tus bolsillos,
Y tu dijiste que quizás
El había nacido antes que tú,
Porque se asomo por la puerta un momento para despedirse
Y llevarte también, suavemente.

Perdiste todo contacto
Cuando el cuervo hizo que supieras lo que él quería que supieras,
Qué clase de respeto seria aquel, que se le tiene a un cadáver que ha estado a la intemperie?,
A las afueras de las grandes organizaciones,
En donde se discute cuanto más puede ser lo suficiente.

Si, sabes las venas del cuello se inflaman
Cuando estás contra el suelo,
Cuando ellos te miran
Y te siguen a todas partes,
Y te dicen que el escape esta en las puertas
Que con sus manos han levantado,
Cuando se llevan tus ojos
Y los ocultan en la nevera,
Cuando sabes que están detrás de ti
Picándote las costillas,
Porque llevan tiempo esperando a que te distraigas,
Cierra los ojos que te están escuchando.

Lentamente se ha metido por tu lengua
Para quitarte el aliento que tanto has presumido,
Entre cruces y santos
No hay nadie quien sea buen hombre para lo roído,
La mujer de las uñas largas
En tu pecho buscando por sus hijos,
Y ella dijo dame de vuelta la garganta
Que los gritos son mudos cuando se acaba el honor,
Dime como siente estar del otro lado del camino
Con las manos a la espalda,
Y seguramente estuviste de rodillas por quince días
A sus pies fríos.

Miraste al caballero
En la puerta de la cabaña,
Pudiste ver a los arboles
Pero no encontrar el bosque,
Él grito y se abalanzo sobre las ventanas
Pidiendo un poco de tabaco para el domador,
Dale un poco de agua;
Déjalo pasar,
Sabes que algo se ha estado moviendo en las alcantarillas
Muy debajo de tus pies,
Quizás aquel animal es el pedazo de rostro que te hace falta,
Después de todo él lleva tu nombre.

Si, entraste a la habitación
Conversando con las siluetas de la mente,
El castigo por llevar los dedos en los bolsillos
Y haber olvidado lo que se suponía deberías recordar,
Ahora eres la sombra del sol de ayer
En el solsticio de invierno,
Ellos te buscaron
Y te encontraron durmiendo,
Sabes que siempre habían estado detrás de la puerta,
Buscando cerrar el trato,
Aquel caballero
Que envía cartas
Desde el camino de la desolación.








-Nouvelle Cano-

4 comentarios:

  1. Alucinante experiencia...entre fantasía medieval y terror...

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  2. Magnífico texto, imaginé todo como si estuviera ahí. Te felicito.

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  3. Muchas gracias Geraldine, un abrazo mi MalQue

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  4. Me agrada alucinar con sus poemas Sucio Vagabundo, Saludos n.n me quedo con esta parte (:
    "Tomaste sus zapatos y los arrojaste por la ventana,
    Y él te maldijo por 77 años
    A quedarte con la mujer de una pierna,
    Ella te hablo de amor y de lo dulce de la venganza
    Para después abandonarte al cuarto día."

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Póngase su traje y tanque de oxígeno, sea bienvenido a La Luna.

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