8 de septiembre de 2013

LA NUBE 4



Durante el día me atormenta la idea de que no estés a mi lado. 
De no poderte ver a los ojos, de tomar tu mano, darte un abrazo. Besar tus labios. 

Me cuesta trabajo mantenerte lejos de mi mente, me cuesta pensar en la idea de no tenerte. 
Pero todo el día estás ahí, alrededor de mí. 
Vas y vienes en silencio, me miras a veces, otras no. 
En ocasiones me hablas, la mayoría del tiempo no. 

Termina el día laboral y tomo el camino más corto a casa, pero manejo despacio, pensando. 
Ese único momento de absoluta soledad, en la que no estás ahí. Pero te pienso. 
Pienso una y otra vez en porqué no te tengo. Porqué nos separa el destino. 
¡Por qué, por qué, por qué!

Llego a casa para terminar mi rutina diaria. Voy a la cocina, me preparo algo de cenar; 
lavo mis dientes, me desmaquillo, me pongo pijama, me acuesto en la cama. 
Veo algo de televisión y me voy a dormir. 

Ese anhelado momento de irme a dormir. 
Es lo que espero todo el día para encontrarte al fin. 
Me dijiste que siempre, sin importar lo que pasara, nos encontraríamos en nuestros sueños. 
En la nube 4, por Picadilli, pasando la torre de la reina, a la vuelta del oxxo. 

Sabes que sueño con conocer esa ciudad, así que elegiste una nube en el cielo para recrear ahí nuestro pedacito de Londres, donde tendríamos nuestras citas cada noche. 

Entonces ahí te puedo ver, sonreír, me sonríes también. 
Te puedo abrazar, besar. Hablar toda la noche.
Podemos hacer lo que queramos sin que nadie ni nada se interponga entre nosotros.
En la nube 4 estamos juntos, sólo tú y yo. 

5 comentarios:

Póngase su traje y tanque de oxígeno, sea bienvenido a La Luna.

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