(De Protopoemas sueltos)
Tenía muchos nombres:
Adilene, Adalmira, Adelei.
Ninguno importó al final.
Su cabello pintado de rojo,
azul o castaño
ocultaba diciendo "miento"
sus rubios centellantes
color película-alemana.
Probó el alcohol a los trece
y a los diecisiete aspiraba líneas
de nubes,
parpadeaba con la garganta
bocanadas de humo rosa...
lamía estampillas antiguas
en zonas arqueológicas del tiempo.
No debe ser sorpresa,
no debe ser sorpresa
que yazca en el suelo
muerta.
No debe ser sorpresa
decir que fue mi amiga,
que la quise mucho,
que yace en el suelo
muerta.
No debe ser sorpresa;
arteria hinchada, jeringa empty,
mirada perdida.
No debe ser sorpresa tampoco
imaginarse que un Dios
que ella jamás halló en la lucidez,
fue el mismo que la recibió en los cielos
gritándole:
No sufras, eres una heroína.
Sinceramente bella memoria bello homenaje.
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