19 de agosto de 2012

Chido, chido, chido.

Innecesario. Pero folclórico.



Recuerdo cuando mi madre habla con su hermana, que me parece viene siendo mi tía hasta donde me han dicho, me cuesta mucho trabajo seguirles el hilo. Que si la chibola, que le pico la matalosano, que si se le subió la muina, que la vecina ha andado como si fuera del cafetal. Horas después entiendo que habían estado hablando de un gran bulto, que le pico una araña, que se enojo y que la vecina es medio piruja.

Y es que eso de los regionalismos habla por sí mismo de que una cultura se va haciendo rica en medida de que estos varían, ya que como dijeran los evolucionistas, entre una especie sufra más variabilidad en mecanismos de adaptación; más probable será su supervivencia.

Es bien retepadre que uno viaje a otros estados y no entender ni madres pero al momento hacerlo. El simple hecho de querer comprar una paleta de hielo desencadena un titipuchal de conceptos que uno no veía venir. Y por si las moscas uno antes de llegar a cierta zona ya va pregunta que decir y que no. Pero nunca sirve, aunque ande ahí viendo si es Chana o es Juana.

Sin embargo, un punto peligroso de muchas regiones es el albur. Resulta un tanto desastroso andar con la mente en blanco porque ay jijole de chichurria ya nomás uno sale perdiendo por andar pajareando. Algo muy característico de los regionalismos es la forma en que a uno se le hace trampa con el albur. Es una batalla, que independientemente del trato que ahora se le da estúpidamente vulgar y agresivo, de ingenio, farsa y comedia que solo los vivarachos de lengua logran sacar avante.

Y los regionalismos muchas veces son entendidos como usos ajenos y rara vez utilizados porque solo son identificados por aquellos que nos los manejan diariamente. Pero son parte de la vida cotidiana, de lo que se respira a diario, son la reinvención del lenguaje que se da a cada momento y por tanto de la cultura, siempre suena a cliché aquello que los mexicanos hablen acerca de cuan rica es su cultura y más al compararse con otras, es casi narcisista, pero de cierta manera algo que es muy acertado es que entre un lenguaje más florido y bonito sea, como las plumas de un pavo real, más nutrida hace su cultura, más plural y más accesible.

La poesía se compone primordialmente de la vida cotidiana, de lo que fluye y se compone de sílabas, solo que se expresa a través de romanticismo y límites. El lenguaje cotidiano de nuestro país es de igual manera, solo que el único límite es  que a uno se le cierre la garganta.




-Alejandroni-

3 comentarios:

  1. Muy cierto, todo y cuanto se dice, y jajaja vaya que es difícil seguir el hilo a las cosas cuando las palabras son nuevas y más que nada floripundias :), nuestro lenguaje y le créme de nuestra sociedad tan variada. Saludos.

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  2. Que onda con la noticia?? jajaja

    Eso de viajar y preguntar y que es eso que me ofreces??? (hablando de comida) es la onda, conocer y estar abiertos a probar todo es lo divertido.

    Saludos

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  3. Me ha fascinado la conclusión, un fuerte abrazo.

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Póngase su traje y tanque de oxígeno, sea bienvenido a La Luna.

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