El día que yo me muera será un día
cualquiera
No habrá noticias ni nada que anuncie la
tragedia
El sol seguirá brillando, las aves
cantando
Y el bullicio de medio día seguirá fiel a
su costumbre.
El día que yo muera será un día como
cualquier otro
Habrá niños jugando en las banquetas
Personas caminando por los parques
Señoras platicando en mecedoras
El día que abandone este mundo me iré sin
previo aviso
Sin compañía ni nadie que llore en mi
lecho de muerte
El día que me vaya, lo haré sin hacer
ruido
Sin alborotos, ni escándalos, sin avisos
Moriré sin renegar, riendo al cielo y
respirando profundo
Porque se que moriré un martes y a las
nueve en punto
Antónimo de Buenagana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Póngase su traje y tanque de oxígeno, sea bienvenido a La Luna.